Cuatro son los grandes personajes del adviento en
espera, en preparación y anuncio del Dios que llega, del Señor que se acerca.
El primero de ellos es el profeta Isaías. En el Nuevo Testamento destacan María
de Nazaret y su esposo José y Juan el Bautista, auténtico prototipo del
adviento.
“El gran pedagogo del adviento es Isaías. Habría que
leerle con una gran paz interior, dejando que sacuda nuestras conciencias
dormidas, aliente a la esperanza, anime a la conversión, promueva
gestos claros
de paz y de reconciliación entre los hombres y entre los pueblos… Adviento es
también el mes de María; es litúrgicamente más mariano que ninguno otro a lo
largo del año. El icono de María gestante, o de la expectación, personifica a
la Iglesia madre que está llena de Cristo y lo pone como luz en el mundo, para
que el resto de sus hermanos habiten tranquilos hasta los confines de la
tierra, pues él será nuestra paz -Miqueas, 5,2-5-”
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