Él se llama Gari y ella Blanquita. A Blanquita le diagnosticaron cáncer terminal en el 2010, sólo tenía seis meses de vida, según lo diagnosticado. Blanquita fue sometida a un proceso voluntario de experimento con medicina para el cáncer. Estamos en el 2019 y sigue viva. Es una mujer de fe profunda, de un gran amor a Jesús sacramentado.
Hace unos meses, a blanquita, le diagnosticaron un tumor en el cerebelo. Fruto de esto tiene serias dificultades para hablar con claridad, para caminar y sostenerse sola de pie. Además tiene una enfermedad degenerativa en los huesos. Entre otros temas de manejo fisiológico.
Nada de esto ha detenido a Blanquita ni a Gari en su manifestación de amor. Gari no es hombre de misa, pienso que su amor por la vida y a Dios lo manifiesta de otra manera, muy válida; a través de su esposa e hijos y al prójimo, de cada 100 páginas dedica diez a obras de caridad y Blanquita tiene con frecuencia un detalle para compartir con lps padres (kola cubana, un chocolate etc) cuando le digo que no tiene que ponerse me dice: ustedes nos dan mucho. Haciendo referencia a la Eucaristía. Nuetro mundo necesita más Blanquita y mas Gari. Finalmente he logrado que Gari participe un día junto a Blanquita en la misa (y sus gestos de atención y cuidado a a su novia esposa son los propios de un caballero chapado a la amtigua) a quien suele llevar y mientras ella participa de la Eucaristía él hace los quehaceres domésticos: cocina, limpia, actividad que alterna con su oficio de camarógrafo profesional. Antes de terminal la misa, vuelve Gari a buscar a su esposa-novia. Su medio de transpote: LA BICICLETA 🚲 🚲 🚲.
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