Mons. Francisco Ozoria Acosta |
Santo Domingo.- En
celebración por las Patronales de la Catedral Primada de América, el Arzobispo
de Santo Domingo, Mons. Francisco Ozoria Acosta compartió algunas reflexiones
en estos momentos de crisis que vive nuestro país y en el mundo a causa del
Coronavirus.
La Eucaristía
presidida por Mons. Ozoria Acosta y
concelebrada por Rvdo. P. Abraham
Apolinario Vicario General del Arzobispado de Santo Domingo y el Rvdo. P.
Nelson Clark Rector de la Catedral Primada de America, asi como también el
Rvdo. P. Teófilo de la Cruz.
En su homilía el
Arzobispo destacó la necesidad de la colaboración de todos para poder alcanzar
el bien común y hacerlo sostenible en los meses que pueda durar esta crisis.
De igual modo
recordó cinco grandes principios de la Doctrina Social de la Iglesia: la
dignidad humana, el bien común, el destino universal de los bienes, la
subsidiaridad y la solidaridad.
La dignidad
humana: Cualquier decisión que tomemos
de manera personal o comunitaria, debe dar prioridad a la dignidad y a la vida
de las personas, que valen más que las cosas. En este momento histórico
concreto, esa verdad fundamental ha de brillar con más resplandor. Las medidas
que tomemos deberán garantizar la supervivencia de las familias, en primer
lugar, las más pobres.
El bien
común: Es vital destacar este principio.
Mientras más delicada sea la situación, más se necesitará de establecer
criterios claros de equidad y de prioridad, para el acceso a las pruebas de
laboratorio, el uso de mascarillas, guantes y material de protección.
Necesitamos la colaboración de todos para poder alcanzar el bien común y
hacerlo sostenible en los meses que pueda durar esta crisis. La responsabilidad
de edificar el bien común es responsabilidad de las personas particulares y del
Estado, porque el bien común es la razón principal de la autoridad política.
Destino universal
de los bienes: El tercer principio que nos propone la Iglesia es el destino
universal de los bienes. Según este principio, “los bienes, aun cuando son
poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal”.
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Al comienzo Dios
confió la tierra y sus bienes a la humanidad para que tuviera cuidado de ellos,
los dominara mediante su trabajo y se beneficiara de sus frutos (Génesis 1,
26-29).
La Subsidiaridad:
El cuarto principio que nos ha de guiar es el de la subsidiariedad. La doctrina
social de la Iglesia lo describe así: “Todas las sociedades de orden superior
deben ponerse en una actitud de ayuda («subsidio»), por tanto, de apoyo,
promoción y desarrollo respecto a las menores.
Si bien la
principal responsabilidad en estos momentos recae sobre el Estado, de nada
servirán sus medidas si no cuenta con la acción responsable de las
instituciones de la sociedad y de cada individuo.
La Solidaridad: La
doctrina social de la Iglesia nos explica que la solidaridad se vincula
internamente con el destino universal de los bienes y el bien común, llevando a
la práctica de cada día la igualdad en la fraternidad de todos los hombres.
Mediante el ejercicio de la solidaridad todos somos responsables de los demás.
Los primeros cristianos
nos dieron un ejemplo muy claro. En el libro de los Hechos de los Apóstoles nos
dice que nadie pasaba necesidad, porque “se repartían de acuerdo con lo que
cada uno de ellos necesitaba” pues “nadie consideraba como suyo lo que poseía,
sino que todo lo tenían en común” (Hechos 2, 45 y 4, 32).
Dicha solidaridad
se traduce en compartir los bienes que tenemos con los que padecen las
carencias de cosas y de alimentos, por causa de la pandemia.
.
Al concluir fue
reiterada a la ciudadanía la necesidad de que todos permanezcan en sus casas,
se invitó a cooperar con las medidas tomadas por el Estado.
La Eucaristía se llevó a cabo en ocasión de
las Patronales de la Catedral Primada de América en la Solemnidad de Nuestra
Señora de la Encarnación.
.-
Comunicación y
Prensa
Arquidiócesis de
Santo Domingo
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