Nos dice la
Palabra que el hombre mira las apariencias pero Dios mira el corazón (1 Sm
16,7). Entendiéndose por ello una mirada
a lo más profundo e íntimo de la realidad humana. Por ello aunque nos
encontramos amenazados por la pandemia, tengamos la certeza que no estamos
solos, la mirada misericordiosa y protectora de Dios nos acompaña.
Tal como lo hizo
con su pueblo oprimido en Egipto, Él mira hoy nuestro sufrimiento, nuestros
miedos y preocupaciones y nos ayudará a cruzar por en medio de todas las dificultades
que afrontamos como ayudó al antiguo pueblo a cruzar por el mar rojo.
El Dios que nos
mira es nuestro Pastor y seguro que nada nos faltará. Aunque transitamos por
momentos y situaciones difíciles nos sentimos confiados porque "su vara y
su cayado nos sostienen".
¡Ánimo hermanos y
hermanas! Dejémonos iluminar y conducir por la mirada amorosa y providente de
Dios, que penetra nuestros corazones. Miremos el presente con ojos de fe y
esperanza. No desde nuestros acostumbrados esquemas humanos que se quedan en lo
aparente y superficial. Reconozcamos en todo lo que estamos afrontando una
llamada al amor, a la solidaridad, al servicio y a la entrega generosa al
prójimo. A ser menos virtuales y más
reales, a valorar la calidad del tiempo compartido con nuestros seres queridos,
en fin, a ser más hermanos, más humanos, a ejemplo de Jesús que vino para que
tengamos Vida y la tengamos en abundancia (Jn 10,10).
En Jesús y María:
P. Cairo
Hechos que son Noticias
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