16/11/2018

Agenda maquiavélica

Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico

Preocupado como pastor. Escribo estas letras para crear conciencia  ciudadana y despertar el espíritu de la dominicanidad, que intuyo se ha quedado aletargada, quizás  por la vida agitada, o por la apretada agenda de cada día, o porque, aparentemente hemos perdido la esperanza de un mejor país. 
Considero el rumbo que lleva el país raya en la perversidad en el tema de la administración del erario público. Los avances en materia de desarrollo, organización y justicia, no son suficientes. Las quejas, a través de las redes sociales y los medios de comunicación social, no son porque somos quejosos, o porque le buscamos la quinta pata al gato. No. Es notable la pobreza que viven la gran mayoría de los dominicanos. 
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, propuesto en la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptado en septiembre de 2015, al ritmo que vamos no llegaremos.
Si en tiempo de Rafael Trujillo, el personalismo, el nepotismo, el  pretender eternizarse en el poder, y el enriquecimiento desproporcionado de la familia Trujillo y sus allegados era parte de su agenda diaria. Hoy no estamos tan lejos de lo que se vivió en el pasado. Aquí no se trata de buscar evidencias o pruebas de los delitos graves cometidos por algunos funcionarios del gobierno, fechorías administrativas impensables, actos de corrupción e impunidad. Estamos frente a un Poder Judicial que no goza de independencia.  
No se erradica la pobreza, si los pobres son más pobres.  No se puede garantizar una vida saludable, si la centros de Atención  Primaria, ni  con unas ARS prestando un servicio deficitarios a sus afiliados. La seguridad ciudadana, es una asignatura pendiente. Nuestra frontera domínico-haitiana esta desprotegida. Los atracos y secuestros  en esa zona fronteriza son sumamente graves. Los haitianos han perdido el respeto a la autoridad del ejército dominicano.
La deuda del Estado Dominicano, ha alcanzado niveles alarmantes. Y ahora continúa  el festival de endeudando con la República de China y el Banco Interamericano de Desarrollo,  lo que genera preocupación y crítica a la actual administración; pues,  para cumplir con los pagos,  el gobierno debe erogar el 51% del Producto Interno Bruto (PIB). O sea,  menos inversión en el renglón salud, educación, medio ambiente y seguridad ciudadana, etc.
No se percibe un cambio de agenda. Se debate el problema en el congreso, en las redes sociales, en las universidades,  se anuncia una estrategia, se llenan de tintas los periódicos, se maquilla la realidad, pasan unos meses, y seguimos igual o peor. 
En el fondo no hay voluntad política para encarar las graves dificultades que atraviesa la nación. El bienestar de la familia dominicana, no esta en su programa. Lo único que  importante en la agenda de los que ostentan el poder es,  cómo ganar las próximas elecciones. El medio o las vías para retener el poder, no interesa, pues en su mentalidad, el fin justifica los medios. Las bocinas parasitarias y el contubernio de algunos hombres de empresa son parte de la comparsa política. 
El papa Francisco nos ha recordado que todo poder que no esta al servicio se degenera (…), sentimos la necesidad de rehabilitar la dignidad de la política (…), urge una clase política alejada de la corrupción en América Latina.

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