Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla
(El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico)

La debilidad de la familia, se debe a múltiples factores y muy complejos. No todas las sociedades están preparadas ante el impacto de la tecnología, a los cambios y a los nuevos modelos económicos. Hay intereses de ciertos sectores fácticos y de poder, que desean imponer su agenda egoísta, sin importarle en absoluto a la familia.
El papa emérito, Benedicto XVI, sostenía que “el matrimonio y familia no son una construcción sociológica casual, fruto de situaciones particulares históricas y económicas”. La familia es tesoro más genuino de la sociedad. Preservarla intacta, es hacer que continúe brillando en todo su esplendor. El papa Francisco, nos recordará que el matrimonio es un largo viaje que dura para toda la vida, y necesitan la ayuda de Jesús para caminar juntos.
La primera escuela de fe, es la familia. Allí sus miembros reciben la enseñanza del catecismo para recibir los sacramentos de iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Los padres son los primeros evangelizadores. Lo triste es, que algunos progenitores no han procurado dar el paso firme de transmitir la fe a los niños. Que bien harían si rezaran juntos al levantarse, que al comer se bendijeran los alimentos, que durante la semana hayan momentos de invocar a la madre de Jesús, a través del Santo Rosario. Los valores cristianos dan pleno sentido a la vida. La soledad, la depresión, el aislamiento, es consecuencias del vacío existencial, que en algunos casos puede llevar al suicidio. Ahorremos ese dolor.

El Código de Derecho Canónico nos fundamenta lo que hemos dicho: “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consortio para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole” (canon 1055,1).
La familia es patrimonio de la humanidad, es insustituible, y darle un giro perverso altera el plan de Dios.
Les invito a caminar. Cada paso dado no será en vano. El paso físico debe ir al compás del paso interior. El asunto es avanzar, para vencer los obstáculos que hoy pretender pisotear los valores sembrados en los corazones de los miembros de la familia. El hogar ha de ser un jardín, donde prevalezca la belleza del amor, del perdón y la comunión.
"Ven y Verás"
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