Señor mío y Dios mío, gracias por ser el alfarero que moldea, recrea y restaura mi corazón. Te doy gracias por sanarme y liberarme de toda enfermedad física y emocional. Sé que a lo largo de este día has actuado en mí llenándome de tu amor y haciéndome sentir que soy importante para Ti. Gracias por todo lo que has arreglado en mi ser, en mi dimensión física y en mi dimensión emocional, sabes que sin Ti no puedo hacer nada y que sólo contigo puedo alcanzar la plenitud que requiero. Te solicito que mientras duermo pases tu mano sanadora por mi memoria y me liberes de recuerdos e ideas fijas que me hacen daño y no me permiten vivir libremente. Pasa tu mano sanadora por mi cuerpo y libérame de todo dolor físico. Te doy gracias porque sé que mañana me levantaré listo para seguir adelante dando mi propia batalla. Soy tuyo y confío plenamente en Ti, y con esa seguridad me voy a dormir, mañana será un día de bendición y desde ya te doy gracias por eso.
Amén.
Por Alberto Linero Gómez✍
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II Domingo. Tiempo Ordinario
Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora de la República Dominicana
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