Mons. Fausto Mejìa Vallejo |
SAN
FRANCISCO DE MACORÍS.- Para monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo «la patria está
herida» por la violencia intrafamiliar, la delincuencia y la inseguridad, por
la corrupción y la impunidad, por el enriquecimiento ilícito y por el afán de
dinero fácil y sin trabajar, entre otros males.
El
obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís expuso que la patria además
«está desgarrada» por el individualismo de unos pocos, que sólo piensan en su
acumulación y por aquellos indiferentes y cómodos que sólo piensan en ellos y
nada más.
“Pero
nos alegra que cada vez sean más, muchos más numerosos, los que se unen y
arriman sus hombros para construir y para engrandecer nuestro país
con su trabajo, su honradez y su entrega generosa, quienes con su fuerza
moral van enarbolando la bandera del desarrollo y de la paz social”,
señaló.
Monseñor
Fausto Ramón Mejía Vallejo hizo tales afirmaciones al pronunciar la homilía
celebrada en la Catedral Santa Ana con motivo de un aniversario más de la
Restauración de la República, actividad a la que asistieron autoridades civiles
y militares de la provincia Duarte.
“Hoy
es un día memorable y especial para nosotros los dominicanos, porque estamos
celebrando esa gran hazaña de Gregorio Luperón y sus compatriotas que
restauraron de nuevo la patria que había sido anexada a España”, conmemoró.
Para
el religioso, en la actualidad «padecemos y experimentamos la misma
situación» de deterioro moral, político y económico (y cuidado si con
mayor proporción), pues son muchos los que están correteando detrás de los
nuevos ídolos del poder, del dinero fácil y del placer sin límite.
“!Qué
vergüenza para esta nación tener tantas personas cobrando sueldos
de lujo sin trabajar; qué afrenta para la patria que la popularidad de un
candidato a cualquier puesto político sea fruto del dinero, que no importa si
proviene de las drogas, de las bancas o del dinero acumulado cuando
se tuvo el poder, en vez de ser fruto del servicio y la honradez de
una persona!”, exclamó.
El
obispo de la diócesis y también Gran Canciller de la Universidad Católica
Nordestana (UCNE), recordó las palabras que pronunció hace tres años en ese
mismo escenario sobre «la casa común que es la patria, la que debemos
cuidar y servir, pues ella es esencial en la vida de cada persona y
de cada país, porque ella es el hogar común que nos proporciona los valores, la
identidad, la idiosincrasia y la cultura que nos hace diferente a los demás
pueblos».
Refirió
que son muchos los poetas, literatos, historiadores, políticos, ilustres rapsodas
y sociólogos que han descrito cómo es para ellos la patria, citando en
primer lugar a Seneca, en Grecia, que decía “Amamos nuestra patria no porque
sea grande, sino porque es la nuestra».
También
al poeta alemán Reiner Maria Rilke, que señalaba “La verdadera patria del
hombre es su infancia, porque es la que nos marca para siempre”, y citó
asimismo a Benjamín Franklyn “Donde está mi libertad allí está mi
patria”.
También
al afamado Robespierre de Francia, enfático cuando dijo “Se puede abandonar a
una patria dichosa y triunfante, pero la patria cuando está amenazada,
destrozada y oprimida no se le deja nunca, se le salva o se muere por ella”.
“Es
por eso que debemos tener la patria como una auténtica pertenencia de la que
tenemos que sentirnos orgullosos, lo que se manifiesta cuando vemos ondear
nuestra bandera tricolor o cuando cantamos el himno nacional dominicano, que se
adueña de inmediato de los más nobles ideales de civismo y de patriotismo”,
manifestó monseñor.
Tomado de Acento
Tomado de Acento
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