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Nací en un pueblo de Santiago de Los Caballeros, llamado Pedro García (República
Dominicana), y puedo decir que me siento muy orgulloso de mis raíces y origen.
Me críe en una época en la que todos se trataban el uno al otro como
familia; incluso se le pedía salsa, azúcar, habichuelas al vecino si se había
terminado en la casa, una gran familia. Salíamos a jugar a la calle, y comimos
lo que nuestras madres cocinaban....
Comimos arroz con habichuelas, plátanos con huevo, pan con café,
equimalitos (una especie de helados en fundas plásticas), nos metíamos a los patios de los vecinos a buscar cerezas,
almendras, guayabas, mangos, limoncillos.
Jugamos a la pata del jarro, bitilla, pelota, escondite, la botella y
muchos juegos más. Podñamos caminar por el barrio de arriba a bajo. No teníamos
miedo a nada; respetábamos a nuestros ancianos. Se nos enseñó el respeto por
los demás y por la propiedad privada. Como niño no se hablaba si un adulto
estaba hablando.
Si alguien tuvo una pelea, fue una pelea de puños. Los niños no tenían
armas cuando crecimos. Cuando se hacía de noche sabíamos que era hora de
entrar. De vez en cuando nos quedamos haciendo cuentos.
Nos encantó ir a la escuela porque teníamos amor, cariño de los maestros y
teníamos la dicha de ver a nuestros amigos y “ay” del que le faltara el respeto
a un maestro. ¡De nuestros ancianos, escuchábamos consejos porque sabíamos que
si le faltábamos el respeto a algún adulto nos darían una nalgada, un correazo,
con la varita, la chancleta o una pela (con una correa o una vara de escoba)! Por encima de todo, se nos enseñó a conocer a
Dios y el amor de Jesús por nosotros y la iglesia era el centro de nuestra
vida.
Tenemos que volver a esos tiempos porque estamos perdiendo a nuestros hijos
en una sociedad sin respeto a la autoridad, la compasión y sensibilidad por los
demás, la empatía, el conocimiento de Dios.
¡Comenta el nombre del pueblo donde creciste, si te sientes orgulloso que
tu vienes de una familia unida y cerca de la comunidad y nunca olvides de donde
viniste!
Grande es Dios.
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