Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana
Nos encontramos en la celebración del Domingo Vigesimosexto del Tiempo Ordinario (XXVI), nos ponemos en contacto con la palabra de Dios, palabra que edifica, restaura y da vida en nosotros. Sin dudas es un privilegio el que tengamos acceso a dicha palabra, en ella encontramos todo lo que necesitamos para el fortalecimiento de nuestra fe y es camino seguro que nos conduce a la salvación. Siempre es refrescante profundizar en ella, solo así comprenderemos el mensaje que Dios nos trae y como él se nos da a través de esta palabra.
El Evangelio por su parte nos comunica que, en aquellos días, Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.” Esta postura de Juan nos revela que en la vida tenemos diferentes tipos de personas y de carácter, unos que son expertos en prohibir y otros por el contrario hacen posible y hasta lo imposible para que las cosas buenas se realicen y se concreticen, tenemos el caso concreto de Juan que frente a aquel que en nombre de Jesús echaba demonios se opone, pero ante esta actitud Jesús respondió con certeza al decirle: “No se lo impidan, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí.”
Noesnecesario impedírselo, ya que hacerlo es oponernos al plan de Dios y a que su reino crezca y se expanda. Es por ello por lo que llega a decir Jesús: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que les dé a beber un vaso de agua porque siguen al Mesías, les aseguro que no se quedará sin recompensa.” Es decir, que Jesús ante la realidad denunciada por Juan presenta la otra cara de la moneda y aprueba esta práctica de predicar en su nombre y echar demonios en su nombre. Aprovecha para enfatizar con firmeza que el escandalice a estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar.
Sigue Jesús su discurso y expone con claridad y firmeza: “Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.” Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo. Y si ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
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