05/04/2025

“LA MUJER RESTAURADA”

 Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Hoy estamos celebrando el V Domingo de Cuaresma, este es un tiempo fuerte y cargado de muchas actividades y compromisos, retiros, confesiones, formaciones en muchos aspectos, preparación para los que se van a bautizar, en fin, tenemos muchos frentes y tereas a asumir en la dinámica del día a día de nuestra vida cristiana. 

Por su parte encontramos en el Evangelio que, en aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. “Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.” Por los datos que nos suministra el Evangelio, Jesús usa una dinámica muy recurrente por él y es el hecho de que sube al monte y en esa misma medida baja, cuando baja entra al templo, pareciera que en el monte se fortalece, en el silencio, en el contacto directo con su Padre Dios y por lo visto lejos del contacto de los suyos.

En el marco de esa dinámica los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?”

La actitud de los letrados y los fariseos a simple vista está cargada de malas intenciones y dolo, es decir, que en vez de estar al lado de la mujer adúltera y pecadora dan espacio al morbo, cegándose y hundiéndose en su propio odio.

 Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.”

La actitud y postura de Jesús desde el primer momento está a favor y en defensa de esta mujer, que por más su dignidad estaba empañada por el acto deshonroso del cual se acusaba.

 E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. “Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último.” Jesús pudo leer a vuelo de águila la intención venenosa e inhumana de ambos grupos, como él conocía sus corazones y su interior lo pudo combatir con una estrategia muy poderosa y tan efectiva que no fue necesario abrir la boca para que se escabulleran todos.

 Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?” Ella contestó: “Ninguno, Señor.” Jesús dijo: “Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.” Aquí vemos una restauración total de esta mujer de pie a cabeza, aquella que estaba en la periferia, en la orilla de aquella sociedad, ahora ella está en medio y de pie junto a Jesús, allí encuentra acogida y apoyo sincero de aquel que no acusa y mucho menos condena, ya que su especialidad no es hundir, ni avasallar, ni maltratar, por el contrario, acoge, levanta, restaura y da vida.

IV Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

III Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

II Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

I Domingo.  Tiempo Cuaresms. Ciclo c

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