“No desperdicien la vida, hagan de ella una obra maestra”
Por Elega Magariños. Fuente: Vidanuevadigital.com
“¿Quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieras dado la sabiduría y no le hubieras enviado desde lo alto tu santo espíritu?”. Esta pregunta del Libro de la Sabiduría ha resonado con fuerza esta mañana en la Plaza de San Pedro, justo después de que Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis fueran proclamados santos. “Es providencial”, dijo el papa León XIV, “porque esas palabras se atribuyen al joven rey Salomón y hoy nos hablan de dos jóvenes que también supieron orientar sus vidas en el proyecto de Dios”.
“El riesgo más grande de la vida es desperdiciarla fuera del proyecto de Dios”, advirtió el Pontífice. Por eso, recordó, Jesús mismo fue claro: “Quien no lleva su propia cruz y no viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo… Quien no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” (Lc 14,27.33). Y añadió: “Se trata de lanzarse sin reservas a la aventura que Él nos propone, con la fuerza que viene del Espíritu, despojándonos de todo apego para escuchar su palabra”.
En ese horizonte, el Papa situó a los nuevos santos: “Hoy miramos a san Pier Giorgio Frassati y a san Carlo Acutis: un joven de comienzos del siglo XX y un adolescente de nuestros días, los dos enamorados de Jesús y dispuestos a darlo todo por Él”.
La fórmula de la santidad
De Frassati recordó su compromiso en la Acción Católica, las Conferencias de San Vicente, la FUCI y la Tercera Orden dominicana. “Lo testimoniaba con su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad, en la caridad. Tanto, que al verlo recorrer las calles de Turín con carretas llenas de ayudas para los pobres, sus amigos lo habían rebautizado como ‘Frassati Impresa Trasporti’”. Su fe, subrayó, nunca fue devoción privada, sino compromiso en la vida pública, política y social.
De Carlo destacó la raíz familiar: “Encontró a Jesús gracias a sus padres y en la comunidad parroquial. Creció integrando naturalmente la oración, el deporte, el estudio y la caridad”. Asimismo, el Papa recordó una de las frases más célebres del primer santo ‘millenial’: “Delante del sol uno se broncea. Delante de la Eucaristía uno se hace santo”.
Dios, en el centro
Ambos, señaló, compartían una misma devoción: los santos, la Virgen María y la caridad cotidiana. “Pier Giorgio decía que alrededor de los pobres y de los enfermos veía una luz que nosotros no tenemos. Llamaba a la caridad ‘el fundamento de nuestra religión’”.
Al concluir, el Papa lanzó una invitación clara: “Los santos Pier Giorgio y Carlo son un llamado a no desperdiciar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y a hacer de ella una obra maestra. Nos lo recuerdan con sus palabras: ‘No yo, sino Dios’, decía Carlo. Y Pier Giorgio: ‘Si tienes a Dios como centro de cada acción, llegarás hasta el final’”.
“Esta es la fórmula simple pero vencedora de su santidad”, concluyó León XIV. “Y es también el camino al que estamos llamados todos”, dijo, “para saborear la vida hasta el fondo y encontrarnos con el Señor en la fiesta del Cielo”.
Seguir el camino de la paz
“A la intercesión de los santos y de la Virgen María confiamos nuestra incesante súplica por la paz, especialmente en Tierra Santa y en Ucrania, y en toda otra tierra ensangrentada por la guerra”, ha dicho el Papa drante el rezo del ángelus, que ha tenido lugar al finalizar la eucaristía.
“A los gobernantes, les repito: escuchen la voz de la conciencia”, ha insistido. “Las aparentes victorias a través de las armas, sembrar muerte y destrucción, son, en realidad, derrotas que no llevan jamás a la paz y la seguridad. Dios no quiere la guerra, quiere la paz. Y Dios sostiene a quien se compromete en salir de la espiral del odio y recorrer el camino del diálogo”.
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