Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Me he motivado a escribir este artículo movido por la realidad cruda e inhumana que estamos viviendo en este momento actual de nuestra historia. Lamentablemente, el mundo que nos ha tocado vivir está cada vez más convulsionado y difícil de entender, vivir y aceptar. Que tristeza e impotencia siento al saber que aquellos que en estos momentos tienen el poder de decidir y dirigir los destinos del mundo no lo hagan movidos no por la razón, sino por su pasión egoísta y desenfrenada, muy marcada por los intereses particulares o de una nación especifica.
En años pasados era muy común ver el apoyo a los países más pobres y vulnerables por parte de aquellos países con mayor riqueza, estas acciones se manifestaban con la implementación de programas para beneficiar al colectivo, llámese programas de alimentación, acompañamiento en procesos para mejorar la producción agrícola en calidad y en cantidad, apoyo para mejorar también la educación de los pueblos, operativos médicos para tratar enfermedades catastróficas y la realización de jornadas enfocadas a perseguir algún bien que beneficie al colectivo.
Hoy todos los esfuerzos están enfocados a fabricar grandes armamentos y en su defecto para comprar armas que en vez de apalear y enfrentar la violencia son el alimento para mantener la misma, al precio que sea y caiga quien caiga.
El mundo está fuertemente amenazado, ya que está siendo bombardeado por acciones e ideologías dañinas, que envenenan y matan, nunca como ahora el ser humano había experimentado y sentido tanta inseguridad e incertidumbre en su propia casa, aquella misma casa que el Creador en su amor nos edificó y regaló como plataforma para mantenernos de pie y respirar la anhelada paz.
Parte el alma en dos pedazos, ver la situación de la franja de Gaza y quienes viven allí en ese infierno, muchos niños y adultos están sufriendo la situación de miseria, hambre y desnutrición. Entendamos que lo más valioso y sagrado para Dios es la vida misma del ser humano, pero el hombre se ha encargado de empañar y manipular esta realidad en cuestión. Se hace necesario que el hombre vuelva su mirada a Dios, que retorne a Dios, ya que es la única garantía que nos asegura una vida plena y sustentada en la verdad.
Hoy, billones de personas son tratados como piezas de un ajedrez, en donde unos pocos están jugando y nos mueven a su libre voluntad, esto tiene que parar, esto nopuede ser posible, esta acción repugnante e inhumana ha provocado que perdamos la dignidad, lo más valioso que Dios nos ha regalado y que en ninguna circunstancia puede estar en juego ni bajo ningún tipo de negocio o amenaza.
Es necesario levantarnos ya y alzar nuestra voz y junto a la voz mostrar alguna acción concreta que siembre y manifieste la sed de paz y de respeto que a todo pulmón exigimos y pedimos, basta ya de hacer del paraíso creado por Dios una cueva oscura, temerosa, misteriosa y que en vez de transmitir seguridad, tranquilidad y paz, se convierta en un foco de la intención más atroz de unos hombres que son hombres por el hecho que tienen corazón, pero sus decisiones y actuaciones dista mucho del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios.
Los gobiernos al frente de sus respectivas potencias han de saber que son puestos por Dios, son elegidos casi siempre por la voluntad popular, son personas con carismas, destrezas y cualidades especiales, son simples administradores de los bienes y las riquezas que el mismo Dios ha puesto en las manos de cada uno en particular. Estas riquezas exigen en un momento determinado dar cuenta frente al Todopoderoso, Él se encargará de pasarle factura como dueño absoluto de todo cuanto existe. El hombre está hecho para vivir en paz, cuando Dios lo puso justo al centro del Jardín del Edén lo docto y equipó para que fuera un constructor y defensor del buen vivir, es decir, que estamos hechos para la paz no para la guerra. Es necesario seguir creyendo y apostando por un mundo habitable en el amplio sentido del término.
Hacemos un llamado a los gobernantes para que pongan su oído y su corazón a la invitación que el Sumo Pontífice en nombre de Dios y de toda la Iglesia hace para que dé una vez por todas hagan un stop a la guerra y con ella dejen de fabricar armamentos letales, mortíferos que destruyen, laceran y amenazan lo más preciado por Dios el ser humano.
Hagamos de este mundo un espacio alegre, colorido, interesante, que nos dé deseo a todos de habitarlo, vivirlo y dejar que otros vivan con la plena libertad y la seguridad que Dios mismo nos proveyó. Nadie tiene el derecho de atentar en contra de la seguridad, la plena felicidad, la alegría que viene de Dios. Trabajemos juntos con la clara visión y misión de que tenemos el compromiso y el deber de ser con Dios y junto a él co-creadores de un mundo mejor, prospero, equilibrado y hecho a nuestra justa medida para ser felices.
Otros temas del padre Wilkin


Anote este número. 829 694 1948 y este correo-e: aire96fm@gmail.com y escríbanos para mantenerse informado de las novedades y actualizaciones de esta página ¿Le gustaría recibir nuestro boletín semanal por correo electrónico? Suscríbete entrando aquí. Queremos orar contigo, llena el siguiente formulario y estaremos orando por ti y tus necesidades. Dios es quien hace la obra, nosotros te acompañamos clamando por ti: AQUÍ.
Para escuchar AIRE96FM
No hay comentarios:
Publicar un comentario