
Frase iluminadora:
“Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”
Desde siempre he escuchado en nuestros tiempos de la colonia, a la llegada de los españoles “a los aborígenes le cambiaron el oro por espejitos”. Empoderado de esta significativa leyenda, quiero extrapolar este hecho a ciertas situaciones que acontecen en nuestros días en la familia dominicana y que nos llevan a afirmar que el cambio del oro por el espejito sigue aconteciendo en nuestro siglo XXI.
El oro es una especie muy valiosa, equiparado a la constitución de la familia. Constituir una familia no es tarea fácil, el proceso de acrisolación para embellecerla, darle vida, brillo, vivir tiempo de calidad, requiere de muchos sacrificios, son muchos los dolores de cabezas que se pasa en el diario vivir por el interés que todo marche debidamente en el hogar, hasta alcanzar una vida digna, en el que se enfatizan la vivencia de los valores fundamentales. En tanto el espejito podemos definirlo como algo que aparenta ser de valor pero solo es el reflejo y contrasta con el oro (la familia). En la actualidad son muchos los que, quizás por ignorancia, que han cambiado y siguen cambiando su oro (familia) por espejitos (amantes), tirando por la borda algo tan valiosa y significativa.
¿Qué significa ser un espejo de alguien más? ¿Qué es lo que miramos en los demás? Cuando te miras al espejo, ¿qué ves?, ¿cómo te sientes con lo que ves?

Para escuchar AIRE96FM
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