Por Pascual
Ramos
En
esta sociedad de la Era Digital, la radicalidad ideológica religiosa y
política, se quema en la hoguera del horno cibernético del mundo global,
posicionándose el pensamiento democrático de los saberes científicos, tras la
búsqueda constante de la felicidad humana. Esto es lo que convierte a los
hombres y mujeres, en seres inteligentes; rechazando todo aquello que refuerce
ideas de destrucción y muerte; entendiendo, que existe el consenso de cuidar de
la vida, con todo lo que implica proteger la biodiversidad.
El aferrarse de manera radical a cuestiones fundamentadas en ideas mediática pasajeras; idiotiza pensamientos que luego se convierten en acciones caudillistas, queriendo imponer resabios de inconformidades confrontadas en grupos religiosos y políticos, que propician el individualismo y el divisionismo; lo que va en contra del bien común, que sugiere poner en práctica la distribución con justicia y equidad, de los bienes que de manera gratuita brinda la madre naturaleza, a los habitantes del único planeta que posee condiciones inigualable para que se cumpla la sentencia divina (Subjetiva metafísica por fe) y científica(Objetiva física por demostración de lo material), de: “Nacer, crecer y multiplicarse; haciendo posible la convivencia fraterna y solidaria.
Los ciudadanos y ciudadanas de la sociedad global, son personas muy bien informadas de todo cuanto ocurre en el mundo; debido al desarrollo de trascendencia universal, que experimentan las capacidades intelectuales tecnológicas cibernéticas; imponiéndose con preferencia inigualable, los portátiles inteligentes, que pueden ponen al descubierto, cualquier problema, sin importar de qué índole sea.
El paradigma que rompe fronteras, acortando distancias incluso idiomática; con fundamento en el nuevo orden mundial religioso, político, económico y educativo; entre otros planos que conforman la sociedad inteligente o de la información; centra sus acciones individuales y colectivas, en la democratización de los poderes de los jefes de estados y de gobiernos, demoliendo todo aquello que quiera imponerse a la fuerza; por entender que lo más importante en tal sentido es, el cambio; provocando las renovaciones y el relevo generacional; evitando el caudillismo y el individualismo; lo que en psicología se puede definir, como el pensamiento que idiotiza mentalidades, porque en la Era que se vive, eso no tiene razón de ser.
En el nefasto ayer del centralismo de las ideas, donde la sentencia de vida o muerte, pendía en el cerebro de alguien que se autoproclamaba ‘dios’, muchas luminarias fueron sacrificadas, por el hecho de saber trazar pautas de progreso y prosperidad colectiva e individual, aclarando dudas de cómo poder conducir a la raza humana a realizaciones científicas; como la de vivir en mundo donde las exigencias sean deberes, cumpliendo tareas dirigidas a cuidar y proteger el planeta tierra y todo cuanto existe en el escenario mundial, llamado por el líder de la Religión Católica, Papa Francisco, como: “Nuestra casa común”
El aferrarse de manera radical a cuestiones fundamentadas en ideas mediática pasajeras; idiotiza pensamientos que luego se convierten en acciones caudillistas, queriendo imponer resabios de inconformidades confrontadas en grupos religiosos y políticos, que propician el individualismo y el divisionismo; lo que va en contra del bien común, que sugiere poner en práctica la distribución con justicia y equidad, de los bienes que de manera gratuita brinda la madre naturaleza, a los habitantes del único planeta que posee condiciones inigualable para que se cumpla la sentencia divina (Subjetiva metafísica por fe) y científica(Objetiva física por demostración de lo material), de: “Nacer, crecer y multiplicarse; haciendo posible la convivencia fraterna y solidaria.
Los ciudadanos y ciudadanas de la sociedad global, son personas muy bien informadas de todo cuanto ocurre en el mundo; debido al desarrollo de trascendencia universal, que experimentan las capacidades intelectuales tecnológicas cibernéticas; imponiéndose con preferencia inigualable, los portátiles inteligentes, que pueden ponen al descubierto, cualquier problema, sin importar de qué índole sea.
El paradigma que rompe fronteras, acortando distancias incluso idiomática; con fundamento en el nuevo orden mundial religioso, político, económico y educativo; entre otros planos que conforman la sociedad inteligente o de la información; centra sus acciones individuales y colectivas, en la democratización de los poderes de los jefes de estados y de gobiernos, demoliendo todo aquello que quiera imponerse a la fuerza; por entender que lo más importante en tal sentido es, el cambio; provocando las renovaciones y el relevo generacional; evitando el caudillismo y el individualismo; lo que en psicología se puede definir, como el pensamiento que idiotiza mentalidades, porque en la Era que se vive, eso no tiene razón de ser.
En el nefasto ayer del centralismo de las ideas, donde la sentencia de vida o muerte, pendía en el cerebro de alguien que se autoproclamaba ‘dios’, muchas luminarias fueron sacrificadas, por el hecho de saber trazar pautas de progreso y prosperidad colectiva e individual, aclarando dudas de cómo poder conducir a la raza humana a realizaciones científicas; como la de vivir en mundo donde las exigencias sean deberes, cumpliendo tareas dirigidas a cuidar y proteger el planeta tierra y todo cuanto existe en el escenario mundial, llamado por el líder de la Religión Católica, Papa Francisco, como: “Nuestra casa común”
Tomado de La
Información
IV Domingo. Tiempo Ordinario Ciclo C
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