Señor mío y Dios mío, gracias por decirme que quieres ser mi amigo; Tú quieres tener una relación íntima e intensa conmigo; gracias porque no soy un siervo, sino que me llamas amigo, así me demuestras que quieres que te sienta cercano y próximo a mí (Juan 15,15). Eso me compromete a ser una persona buena, amable, solidaria, que sabe perdonar y que quiere siempre hacer la Voluntad del Padre. Permite que a lo largo de este día yo pueda demostrar a mis hermanos que soy tu amigo y que, a través de mis palabras, de mis acciones, ellos puedan verte a Ti y quieran amarte más. Confío plenamente en tu amor y te entrego todo mi ser con la seguridad que sólo contigo puedo ser feliz. Bendice a todos los que hoy se sienten solos y tienen miedo de las situaciones difíciles que les toca vivir. Dales tu amor y tu fuerza para que sepan seguir adelante.
Amén.
Por Alberto Linero Gómez✍
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