Señor mío y Dios mío, en este día te pido que me regales un corazón dispuesto a descubrirte, unos ojos atentos, unos oídos despiertos, una mente y un corazón capaces de escuchar tu paso por mi historia, por esta vida que vivo. Hoy, Señor, no te pido nada distinto a la capacidad de descubrirte. Quiero tener ojos de fe para encontrarte, para hallarte presente en mi día, quiero esos ojos de fe para no dejarme enceguecer por la sensación negativa que se produce cuando las cosas no salen como las he planeado o cuando tocan a mi puerta los problemas. Dame la posibilidad de ver con tus ojos, porque así puedo entender que a pesar de las situaciones más difíciles Tú estás enseñándome a ser feliz, llenándome con tu bendición; para entender que aun en la circunstancia más adversa estás presente para tomarme entre tus manos y protegerme.
Amén.
Por Alberto Linero Gómez✍
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