28/02/2019

Venezuela, una larga pesadilla

Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico

Venezuela, uno de los países más rico de Suramérica, atraviesa su larga noche, que data desde que el 2 de febrero del año de 1999, Hugo Rafael Chávez Frías, alcanzó la presidencia de la República, a través del “Movimiento V República” (ahora Partido Socialista Unido de Venezuela),  con 51% de los votos emitidos.
El tiempo vivido  ha sido una noche oscura y tenebrosa, que se ha convertido en una larga y tediosa pesadilla. ¿Y cuándo terminará? La pregunta del millón.
Se pensaba que el sábado 23 de febrero era el comienzo del fin, pero desgraciadamente no ha sido así. La ayuda humanitaria, gestionada por el Presidente Encargado de la República Bolivariana de Venezuela, Juan Guaidó,  fue bloqueada por los esbirros militares del dictador  Nicolás Maduro, y los escasos camiones que pasaron el puente, fueron incendiados inmisericordemente.
Mientras el concierto ofrecido por artistas solidarios a la causa, como intentando mitigar el dolor, del otro lado ya se vivía el desconcierto, la frustración de no poder saborear un mendrugo de pan. Los medios han reportado decenas de muertos y centenares de heridos. Los actos represivos desnudan la miseria moral del régimen.
Particularmente, me causa sorpresa que algunos países, intelectuales y periodistas defiendan o callen ese régimen dictatorial fracasado. Es que acaso no escuchan, el grito y el dolor de nuestros hermanos venezolanos  que sufren persecución, que pasan todo tipo de necesidad. La hambruna es inocultable. Muchos mueren porque no hay medicamentos para sanar su enfermedad.
Pudiese pensarse que se exagerara de la calamidad que padecen la gran mayoría de los venezolanos, pero por las noticias que nos llegan, es suficiente para llegar a la conclusión de que el pueblo de Venezuela llegó al hartazgo, y  no quieren el fracasado sistema comunista,  disfrazado de socialismo. No hay libertad de expresión ni producción de alimentos suficiente, energía eléctrica deficitaria, robo, delincuencia, asesinatos. La huida de venezolanos a diferentes países, demuestra que allí no se puede vivir con dignidad. El jardín que era Venezuela se ha transformado en un agreste desierto.
El ciudadano que mueve masas humanas, en contra del régimen, es perseguido, acusado, ofendido con palabras soeces. La crueldad, sin límites, es capaz de encarcelar injustamente a hombres probos, como es el caso de Leopoldo López, símbolo de la oposición.  El instaurado “chavismo” populista,  se le ha olvidado que su mentor intentó el 4 de febrero del año de 1992, un golpe de Estado,  cuando  gobernaba Carlos Andrés Pérez. En aquel frustrado momento descartó la vía democrática para alcanzar legítimamente el poder,  sino que prefirió la violencia, las balas  asesinas. Y ahora al venezolano que se le ha ocurrido hacer lo mismo, hoy están bajo tierra. El sazonado socialismo del siglo XXI, es una farsa. Utilizan la pobreza como instrumento de dominación política.
La posición del Grupo de Lima reunido en Bogotá,  es un no a la intervención militar extranjera, -morirían muchos inocentes- y declaran que la transición sea conducida pacíficamente por los propios venezolanos, sin el uso de la fuerza, algo que los seguidores del “madurismo” han violado sistemáticamente. Y además solicitan que las naciones que mantienen vínculos de cooperación con el régimen de Maduro faciliten la búsqueda de soluciones. No hay signos de que la dictadura quiera democracia.  Mientras lo que sufren y mal viven allí, que más que ciudadanos con dignidad, son rehenes del régimen, deben esperar que la pesadilla termine pacientemente.
Soñar no cuesta. Y lo que están dentro de ese laberinto dictatorial, necesitan la ayuda insobornable e impostergable del mundo libre. Los venezolanos piden con vehemencia nuestra cooperación,  para que se restaure la paz, la libertad y la democracia de la tierra de Simón Bolívar. Que Dios fortalezca, ilumine y acompañe a nuestros hermanos venezolanos.

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