“Porque la fe proviene de la escucha y la escucha está centrada
en la palabra de Cristo”.
El Papa
Francisco instituyó el “Domingo de la Palabra de Dios” que la Iglesia Universal
celebrará cada tercer Domingo del Tiempo Ordinario para hacer “crecer en el
pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.
Así lo indicó el Santo Padre
con la Carta Apostólica en forma de “Motu Proprio” titulada “Aperuit Illis”
publicada este lunes 30 de septiembre, memoria litúrgica de San Jerónimo.
El título de esta Carta
Apostólica se basa en el pasaje bíblico de San Lucas del capítulo 24 en el que
se describe el gesto de Jesucristo a los discípulos con el cual “les abrió el
entendimiento para comprender las Escrituras”.
“Dedicar concretamente un
domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer
que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros
el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar
por todo el mundo esta riqueza inagotable”, escribió el Papa.
Asimismo, la Carta
Apostólica cita la Constitución dogmática “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II
y la Exhortación apostólica “Verbum Domini” de Benedicto XVI como fruto de la
Asamblea del Sínodo de los Obispos de 2008 con el tema “La Palabra de Dios en
la vida y misión de la Iglesia”.
En el texto de la
“Aperuit Illis”, el Papa Francisco señala que el Domingo de la Palabra de Dios
“se colocará en un momento oportuno de ese periodo del año, en el que estamos
invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los
cristianos” y añade que “no se trata de una mera coincidencia temporal:
celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico,
porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de
escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad”.
Además, el Pontífice
sugiere que en este Domingo los obispos “podrán celebrar el rito del Lectorado
o confiar un ministerio similar para recordar la importancia de la
proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia” y que los párrocos “podrán
encontrar el modo de entregar la Biblia, o uno de sus libros, a toda la
asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura,
la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular
consideración a la lectio divina”.
Homilías sin “temas
extraños”
En esta línea, el Santo
Padre destaca también que la homilía debe “ayudar a profundizar en la
Palabra de Dios, con un lenguaje sencillo y adecuado para el que escucha”.
“A los predicadores se
nos pide más bien el esfuerzo de no alargarnos desmedidamente con homilías
pedantes o temas extraños. Cuando uno se detiene a meditar y rezar sobre el
texto sagrado, entonces se puede hablar con el corazón para alcanzar los
corazones de las personas que escuchan, expresando lo esencial con vistas a que
se comprenda y dé fruto. Que nunca nos cansemos de dedicar tiempo y
oración a la Sagrada Escritura, para que sea acogida no como palabra
humana, sino, cual es en verdad, como Palabra de Dios”, pide el Papa.
“Porque
la fe proviene de la escucha y la escucha está centrada en la palabra de
Cristo, la
invitación que surge es la urgencia y la importancia que los creyentes tienen
que dar a la escucha de la Palabra del Señor tanto en la acción litúrgica
como en la oración y la reflexión personal”.
“Que el domingo dedicado a la
Palabra haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con
la Sagrada Escritura”, exhorta el Papa quien concluyó citando la enseñanza
bíblica del libro del Deuteronomio que indica que la Palabra de Dios “está muy
cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas”.
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