28/12/2024

CONSTRUYAMOS SAGRADAS FAMILIAS

 Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Estamos celebrando la Fiesta de la Sagrada Familia y celebrar esta fiesta es una oportunidad para seguir defendiendo la familia como un núcleo social insustituible, en un momento en el cual la familia como institución sagrada está siendo tan amenazada y en donde cada día vamos perdiendo costumbres y tradiciones familiares que van debilitando la estructura familiar en sus raíces más profundas.

Es necesario defender la familia, papá, mamá y los hijos, trabajar por construir sagradas familias, familias que sean ejemplo y modelo a seguir para las presentes y futuras generaciones.

En el Evangelio podemos apreciar, que: “Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua”. Por lo visto era costumbre y tradición ir a Jerusalén para la fiesta de la Pascua, una práctica que demuestra la devoción y observancia de esta familia por la ley judía es un ejemplo de cómo las Sagrada Familias acuñaba con responsabilidad participar de esta fiesta, igual hoy es necesario descubrir y crear espacios sanos y espirituales donde las familias se puedan recrear y participar de forma sana y segura, es una necesidad y una demanda social. 

“Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres”.

Como lo dice el texto en ese momento Jesús tenía 12 años un niño, lo cual no fue impedimento para él quedarse en Jerusalén, es decir, que lo que se ve como una desobediencia por parte de Jesús es mucho más profundo, es un sentir interior que experimenta Jesús y un deseo de empezar a cumplir de a poquito la misión que Dios le había encomendado y él vio como una oportunidad quedarse en Jerusalén para llevar a cabo su plan, que no era diferente al plan de Dios.

 “Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca”. Grande la preocupación de María y José ante la supuesta perdida de Jesús.

 A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: A los tres días está cargado de significado, recordemos los tres días que Jesús estuvo sepultado en las entrañas de la tierra, salió de allí resucitado y glorificado, ahora tres días “perdido” y hallado en el templo, sentado en medio de los maestros, como queriéndonos decir que él es el Maestro de maestro. El mismo Evangelio no me deja mentir en cuanto a lo afirmado, al decir: “Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba”.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Él les contestó: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”. Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.  

Jesús siempre reconoció y vivió consciente de que estaba bajo la autoridad de sus padres, un valor que familiar que no podemos seguir perdiendo en esta sociedad que muchas veces desconoce la autoridad de papá y mamá en el seno familiar. “Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres”. Es a lo que los padres de familia deben aspirar hoy que sus hijos crezcan sanos, se desarrollen con la gracia y la bendición de Dios y el respeto a los mayores.

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