Aportes de la Iglesia Católica a la Sociedad Dominicana
Padre Manuel Antonio García Salcedo. Arquidiócesis de Santo Domingo*
Las generaciones de profesionales, hombres y mujeres de nuestro tiempo piden un acercamiento a las tradiciones culturales que constituyen a la sociedad dominicana acorde con su formación académica. Para llenar un vacío al respecto que no podía esperar, la obra investigativa de John Fleury, bastante densa y sumamente extensa, pero presentada con una ductilidad exquisita que lleva al lector a concluirla, facilitando la secuencia de un excelente mapa de ruta por los diversos periodos que nos conducen hasta nuestros días, da satisfacción a las inquietudes del conocimiento objetivo y propiciando deseos de un mayor acercamiento a la devoción de mala Virgen de la Altagracia, Protectora y Madre Espiritual del Pueblo Dominicano.
De manera puntual y clara, sin ambigüedades, se presenta la inculturación de la de Gracia de la Virgen María en las Sagradas Escrituras, asumida en España en el periodo que comprende al inicio de la edad moderna.
Papel de importancia representó Nicolas de Ovando para la llegada a la Isla del grupo de pobladores que trajeron debido a la difusión de esta devoción desde Extremadura y Badajoz la Imagen Altagraciana, y de la Hispaniola a territorios continentales comenzado por Venezuela. Son muchos los estudios comparativos de la evolución del cuadro del Belén de la Sagrada Familia, de sus matices y sus modificaciones hasta llegar a la Imagen actual.
Como toda devoción religiosa, existe una tradición oral que toma forma a finales del siglo XVI, asume rasgos de la cultura nacional dominicana floreciente tras la independencia y se consolida a lo largo del siglo XX.
Para el arraigo cultural de toda devoción religiosa se requiere de los personajes que actuaron como comunicadores de la misma. Nos referimos a los hermanos Trejo quienes desde la península ibérica hicieron el recorrido con la Imagen extremeña y atravesaron el territorio insular hasta llegar con ella a la margen oriental de esta. Hombres estos de una ética, mística y laboriosidad que hicieron una diferencia en el entorno de las tierras colonizadas por los extranjeros recién llegados.
Es abundante la documentación que permite seguir cronológicamente, desde el 1508 a la fecha, la influencia de la devoción católica de la Virgen de la Altagracia. Un primer tomo de 500 páginas y letras de tamaño no grande, titulado Historia de Nuestra Señora, la Virgen de la Altagracia, con ilustraciones de una elevada calidad y recursos anexos para el estudio serio de la misma, contiene y desarrolla esta vasta historia con rigor científico y carácter académico.
Un segundo tomo, ya de carácter oracional y contemplativo, finalidad de la Imagen, fue elaborado por el mismo autor. De unas 168 páginas, titulado Orando con la Virgen de la Altagracia, conduce a una introducción sólida a la espiritualidad altagraciana desde el cuadro mismo y sus elementos que lo conforman, tales como la Virgen Madre y los colores de la insignia tricolor de su vestidura, la Luz del Niño Divino, concreción del emblema nacional de Dios, Patria y Libertad, los rasgos de la alegría, el amor y la paz familiar, el rol de la mujer y la madre, el patrimonio religioso católico de los dominicanos del rosario, la novena y las peregrinaciones como medios de conversión a la realidad social, la evangelización de las costumbres y la contemplación de lo sagrado y lo cotidiano. Apoyado lo anterior en la figura del hombre justo, San José, presente en el fondo del cuadro. Destacándose que la Imagen que reside en la Basílica de Higüey, aprobada durante el papado de San Pablo VI, visitada y coronada por San Juan Pablo II y renovada su coronación canónica por parte del delegado del Papa Francisco, representa la Cena del Señor, la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el hijo de María.
La invitación es a conocer este estudio de una seriedad y profundidad acorde con las exigencias de estos tiempos para un mejor afianzamiento y reorientación de los mejores valores de nuestra cultura dominicana para beneficio de esta nación nuestra.
*Dr. en Teología Católica.
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