12/04/2025

LA ENTRADA DEL REY

 Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Hoy celebramos el Domingo de Ramos, es una fiesta muy popular  la cual está muy arraigada en el pueblo dominicano y que tiene la fuerza de movilizar a toda una multitud. En este día la Iglesia recuerda la entrada triunfal a Jerusalén, para consumar su Misterio Pascual. Hoy esa misma Iglesia nos invita a todos a abrir con sinceridad nuestro corazón para darle entrada a Jesús como Rey de nuestra vida.

Por su parte en el Evangelio encontramos que, en aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén.  Hay aquí detalles y elementos que no podemos dejar pasar por alto, Jesús echó a andar delante, él toma siempre la iniciativa y va por delante, como aquel que abre caminos de luz y de esperanzas, en medio de la incertidumbre y el dolor.

 Subiendo a Jerusalén, cómo aquel que va en avance sin retroceder y sin desanimarse. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: “Vayan a la aldea de enfrente; al entrar, encontrarán un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo.”

El monte de los olivos ya viene simbolizando que el dolor está cerca, que ya la entrega se aproxima, recordemos que ahí en ese monte es donde Jesús se sumerge en oración antes de su crucifixión. El borrico atado que por demás nadie había montado todavía nos recuerda cuando dice el texto de Evangelio de San Lucas 23,53, “Lo envolvieron en una sábana, y lo pusieron en un sepulcro en el cual no habían puesto a nadie todavía.”  

 Y si alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, contéstenle: “El Señor lo necesita.” Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Ojalá que también nosotros estemos disponibles para el Señor, en todo tiempo y en toda circunstancia. “Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron: “¿Por qué desatan el borrico?” Ellos contestaron: “El Señor lo necesita.” 

Qué paradoja de la vida, Jesús inicia su vida montado en un burro, esto cuando su Padre José y su Madre María realizan ese largo recorrido para llegar hasta belén y es donde nace y nos dan como regalo al Salvador del mundo. Ahora él también entra a Jerusalén ya muy cerca el final de su vida montado victorioso en un burro.

“Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos.” En esta acción los presentes manifiestan la alegría y el Jubilo al recibir a Jesús como un Rey, como lo que era realmente. Y, cuando ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: “¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.”

Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos.” Él replicó: “Les digo que, si éstos callan, gritarán las piedras.” Esta actitud nos recuerda cuando el ciego Bartimeo estaba sentado al borde del camino pidiendo a Jesús que tuviera compasión de él y algunos discípulos le pedían que se callara, cuando la gracia de Dios se manifiesta no hay fuerza humana que la detenga.

V Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

IV Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

III Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

II Domingo.  Tiempo Cuaresma.  Ciclo c

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