13/02/2019

Un amigo, es un tesoro

Pbro. Felipe de Jesús Colón Padilla
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico

El 14 de febrero,  la comunidad internacional celebra,  el día del Amor y de la Amistad.  Celebración de origen cristiano. Dos hermosos sentimientos que bien llevado produce crecimiento, alegría y es un apoyo para los momentos adversos de la vida. Un buen amigo siempre será ese tesoro que no queremos perder.
¿Cuándo se demuestra que tenemos verdaderos amigos? cuando estamos en mala racha. Cuando la sequía ha invadido nuestra existencia. La lluvia de sentirnos comprendidos y escuchados, lo representa el amigo. Y cuando este se ha negado, solo ahí, caemos en la cuenta que teníamos un falso amigo.
El  filósofo Voltaire, dijo con acierto: “Solo en la gente de bien, puede existir una amistad, ya que la gente perversa solo tiene cómplices; la gente interesada, tiene socios; la gente política, tiene partidarios; la gente de la realeza tiene cortesanos; únicamente la gente buena, tiene amigos”.
Una auténtica amistad, solo podrá cultivarse en el terreno de un buen corazón. En un terreno pedregoso solo hay malicia, manipulación,  intereses egoístas e hipocresía.
Un buen amigo esta llamado a ser sincero, la franqueza no se deja en la chaqueta del bolsillo. Envueltos en la vorágine de la vida, no siempre los proyectos salen bien, de ahí que apelamos a la lealtad de los verdaderos amigos,  para que nos opinen con objetividad, respetando en última instancia la decisión que tome el afectado.
Tal y como reza el adagio: “Amigo verdadero: no va contra tu honra ni contra tu dinero”. No le echa leña al fuego. El infortunio pone a prueba a los amigos y descubre a los enemigos.
Las fricciones entre los amigos, se presenta cuando se ha traspasado el límite. Ha primado el egoísmo y los intereses personales por encima del sentido de la justicia, la fraternidad y la lealtad. Hay casos tan graves que la amistad ha naufragado, y no hay nada que hacer.
La traición de una persona a quien considerabas tu amigo, duele muchísimo. Otras veces ha pasado, que lo que se ha dado es un mal entendido. Si la amistad es verdadera sobreviven a todos los malos entendidos y las inevitables diferencias que puedan surgir.
La intuición nos ayuda a caer en la cuenta, por las palabras y acciones, cuales son los propósitos de esa persona que caminan con nosotros en la comunidad, en el trabajo, en las aulas académicas. Es posible que esta detrás de lo que tú representas, o por las cosas materiales que posees. Una vez ya no tienes ni lo uno ni lo otro,  se retirará de tu lado, pues ya no  le eres útil. Entonces llegamos a la desgarradora y penosa conclusión, que nunca fueron más que falsos amigos.
Del amor carnal, podemos prescindir, sin mayores inconvenientes,  de los amigos sinceros y leales, imposible. Nunca hay prisas en tener un amigo de verdad. Dios en su providencia Divina, nos va regalando buenos amigos, que nos harán bien en el caminar de la vida.
Al igual que el buen vino, que mejoran con los años, así también los buenos amigos. La amistad verdadera nunca se pierde, no se evapora. Ni la distancia, ni las cizañas de los envidiosos, ni la pobreza ni la riqueza, ni el fracaso ni el éxito, ni la fama ni el poder. El fundamento que sostiene el edificio de la amistad es el amor. Y el amor nunca pasa.
VI Domingo. Tiempo Ordinario Ciclo C
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