AIRE96FM

15/12/2025

El Emmanuel ya viene

Por Leonor María Asilis Elmudesi

(Clausura del Año Jubilar de la Esperanza)

Todo converge. El Adviento que termina, el Jubileo que se cierra y la Navidad que se acerca.

 En realidad, una sola y única espera: la del Emmanuel, el «Dios-con-nosotros». 

El Año Jubilar nos ha repetido durante doce meses que la esperanza no es un sentimiento bonito, sino una Persona que camina hacia nosotros y con nosotros. 

Y el 24 de diciembre se acerca, cuando celebraremos el gran acontecimiento que transformó el curso de la historia: antes de Cristo y después de Cristo.

Hoy también podemos y debemos celebrar su llegada en nuestros corazones, cuando decidimos abrirle nuestro corazón.

Durante 2025, millones de peregrinos cruzaron la Puerta Santa de Roma, de Santiago, de las catedrales y santuarios jubilares en todo el mundo, incluyendo en nuestra nación, la República Dominicana. 

Muchos lo hicieron con lágrimas, otros con alegría e ilusión, otros tal vez enfermos, o con el peso de un pecado que ya no querían seguir cargando y decidieron entregarle a Jesús a través del sacramento de la Reconciliación antes de pasar por la Puerta Santa.  La promesa de este salmo se hizo o aún se puede realidad en ti: «Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella» (Sal 118, 20).  

El 28 de diciembre esa puerta física se cerrará en las iglesias ordinarias y el 6 de enero culminará en el Vaticano.  El Jubileo se trasladará. Pasará de las puertas santas al portal de Belén, del umbral de las basílicas al umbral de nuestras casas, de los grandes templos a la pequeña puerta del corazón de cada uno.

San Bernardo, en uno de sus sermones de Adviento, preguntaba angustiado a la Virgen: «¿Por qué tardas tanto, Señora?». Y María respondía: «Espera un poco más; estoy esperando que tú me des posada». Esa es la última tarea del Jubileo: que la esperanza nazca verdaderamente en nosotros.

La esperanza ha de vivir en nosotros y fortalecerse frente al Sagrario. Y cuando la Puerta Santa se cierre, recordemos que la puerta del sagrario seguirá abierta las veinticuatro horas del día, porque la misericordia ya no tiene horario de jubileo: tiene horario de Eucaristía.

Una idea práctica de celebrar con sentido la Navidad es hacer una peregrinación interior y dar las gracias al Señor como Isabel a María: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que venga a visitarme la madre de mi Señor?». Ofrezcámosle a Jesús nuestra vida. Digámosle: Haz de mí lo que quieras. 

Oración para el atardecer del 24 de diciembre de 2025

Señor Jesús,  

que esta noche vas a nacer de nuevo en Belén y en mi alma:  

gracias por el Año Jubilar que casi termina.  

Gracias por cada indulgencia, cada peregrinación, cada lágrima convertida en esperanza.  

Cierra en nosotros lo que debe cerrarse:  

el rencor, el miedo, la mediocridad.  

Abre en nosotros lo que debe abrirse:  

el corazón, nuestras manos:

Ven, Señor Jesús.  

No tardes más.  

El Adviento termina,  

el Jubileo se clausura,  

pero nuestra espera no:  

esperamos que nazcas,  

que crezcas,  

que reines.  

María, Madre de la Expectación,  

tú que esta tarde ya sentías las primeras contracciones del Parto santo,  

enséñanos a esperar activamente,  

a preparar la cuna,  

a encender la luz,  

a abrir la puerta.  

Y cuando la Puerta Santa de nuestros templos jubilares y de Roma se cierren,   

que se abra para siempre en nosotros  

la puerta del Emmanuel,  

Dios con nosotros,  

hoy y todos los días del año que comienza.  

Amén.

Que esta Navidad de 2025, en los días finales del gran Jubileo de la Esperanza, sea la más humilde y la más verdadera de nuestras vidas. Porque la esperanza ya no es una promesa lejana: es un Niño que duerme en nuestros brazos.

¡Feliz Navidad para todos y que el Divino Niño Jesús nos colme de bendiciones!

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Mons Manuel Ruíz ante el caso SENASA

Santo Domingo Este. El obispo de la Diócesis Stella Maris, Manuel Ruíz de la Rosa, fijó este lunes 15 de diciembre 2025, su firme posición en torno al caso de la medida de coerción en el caso SENASA y aprovechó para hacer algunas sugerencias al presidente Luis Abinader.

ANTE EL CASO SENASA

  1. En el CASO SENASA, sabemos que no se está tratando el fondo, que es solamente medida de coerción para que los imputados no se sustraigan del proceso. Pero quiero referirme a la medida de coerción.
  2. Al Ministerio Público recordarle que el símbolo de la justicia es una venda en los ojos para tratar a todos por igual. Ahora han cerrado un ojo para pedir 18 meses de prisión preventiva a 7 de los imputados, y muy bien, pero han abierto el otro ojo y han tratado a tres con mano de seda.
  3. Hacer justicia es dar a cada uno lo que le toca según el nivel de responsabilidad en los hechos. Los tres que han dejado en el confort de sus casas, ¿son menos responsables que el Dr. Santiago Hazim y su grupo solo porque han delatado a sus cómplices.
  4. ¡Así si es bueno!, ¿Por qué no hablaron al Ministerio Público antes de que lo descubrieran?
  5. Se alega que han cooperado con la investigación y aportan información valiosa para construir el expediente. Es insólito que programas de investigación demuestren tener más pericia y fuentes de información que el Ministerio Público y el Estado Dominicano.
  6. La pena debe ser proporcional al daño causado. Si estos empresarios robaron miles y miles de millones no pueden ser exonerados solo por delatar y traicionar a sus cómplices.
  7. ¿Hay arrepentimiento, les duele la cantidad de gente que habrá muerto por CULPA DE ELLOS?
  8. Investiguemos BIEN a ver si ellos han hecho lo mismo en otras instituciones del Estado.
  9. AL Presidente de la República, no crea en nadie por ser supuestos amigos o compañeros de partido, crea, en los CONTROLES EFECTIVOS que usted pueda crear.
  10. Dado que se quemaron la Cámara de Cuentas, Impuestos internos, la Contraloría de la República, Superintendencia de Bancos y Los Consejos creados para supervisar y fiscalizar estas operaciones, le sugiero la creación de La Unidad de inteligencia y contrainteligencia para dar seguimiento al accionar de sus funcionarios. Que la misma se reporte a Usted, sin comunicados de prensa.
  11. A la JUSTICIA: Con su forma de hacer justicia le dicen a esta sociedad que el pecado es robar poco y que el que roba miles y miles de millones, después de ser descubierto, SOLO TIENE QUE DECIR QUE VA A COOPERAR delatando a sus cómplices, devolver el o menos por ciento y luego a disfrutar del dinero restante en la comodidad de sus mansiones CON LA IMPUNIDAD GARANTIZADA Y NOTARIZADA por un ACUERDO CON EL MINISTERIO PÚBLICO.
  12. Dado que este Ministerio Público es el mismo que ha mal manejado el caso Odebrecht y múltiples casos de corrupción en el pasado, sin resultados justos, TIENE AHORA LA OPORTUNIDAD DE REIVINDICARSE, y ganarse la credibilidad de esta sociedad

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14/12/2025

La deforestación, crónica de una muerte anunciada

Ángel Gomeraangelgomera@gmail.com

La deforestación continúa ganando terreno en los montes y llanuras de nuestra amada República Dominicana, a simple vista se puede observar como las cordilleras: Central, Septentrional, Oriental, y las sierras como Bahoruco y Neiba, entre otras áreas; exhiben zonas con una calvicie preocupante y peligrosa, fruto de un proceso negativo, sistemático, complejo y multifactorial, que más allá de la tala y la quema de árboles, está transformando poco a poco nuestros ecosistemas exuberantes en paisajes pelados, devastados y degradantes.

Basta observar los últimos datos del Inventario Nacional Forestal (INF-RD 2021), el cual plantea que apenas el 37.7% del territorio nacional está cubierto por bosques estrictos, cifra que asciende a 42.8% si se incluyen los sistemas agroforestales como café y cacao bajo sombra.

Por lo que desde el 2001 hasta el 2024 según informes internacionales, se han perdido en el país 390 kilómetros cuadrados de cubierta forestal primaria, lo que equivale a una disminución del 15% desde el 2000; lo que, a juicio de los expertos, esta agresiva deforestación amenaza la calidad del agua, el aire y la seguridad alimentaria del pueblo dominicano.

A propósito de ese escenario expuesto, Mahatma Gandhi, expresa que ¨Lo que estamos haciendo a los bosques del mundo es un espejo de lo que nos hacemos a nosotros mismos y a los otros. Esta frase nos debe mover a reflexionar que dañar la naturaleza es dañarnos a nosotros mismos y a la hermosa Quisqueya. Pero, a su vez esta cita representa un llamado a evitar a tiempo la crisis ambiental y cambiar nuestra relación con el medio ambiente y los recursos naturales. En el entendido de que una sociedad se define no solo por lo que crea, sino por lo que se niega a destruir.

De ahí es que, como indica el documento Laudato Si, la encíclica del Papa Francisco: “No podremos afrontar la degradación ambiental, si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”.

La deforestación, ¨crónica de una muerte anunciada¨ es una metáfora interesante que compara la destrucción progresiva y tenaz de los bosques en todo el territorio nacional con la novela de García Márquez, donde todos sabían del crimen de Santiago Nazar, pero nadie actuó. Toda una comunidad entera puede ser responsable de una tragedia, no por cometer el acto directamente, sino por no hacer nada para impedirlo. Tenemos una deforestación que es previsible pero que puede ser inevitable debido a las acciones y omisiones de la ciudadanía.

La novela de Gabriel García Márquez, también en el caso que ocupa, nos alerta ante la posible pasividad del pueblo: esta inacción no es casual, es producto de una sociedad acostumbrada a ir normalizando los vicios y males. Dado que cada persona asume que “otro” se encargará o que “no es asunto suyo”. La cultura de la pasividad o desinterés transmite una idea de deterioro, descuido y despreocupación que puede llevar a crear un sentimiento de ausencia de ley o la libertad de dejar pasar y dejar hacer. La pérdida de la cobertura boscosa nacional es un descuido de todos.

La deforestación es un proceso paulatino pero seguro hacia una catástrofe ambiental (ver realidad haitiana); afectando severamente el clima, la biodiversidad y la supervivencia humana, y que, a pesar de conocer sus causas y consecuencias (tala ilegal, quema, minería, ganadería, agricultura irregular), seguimos fallando en prevenirla y detenerla.

Ante el flagelo de la deforestación, la novela crónica de una muerte anunciada nos lleva a reflejar en ese contexto metafórico, la actitud de una sociedad cuando se hace conformista y cómplice indicando en la forma en que los ciudadanos aceptan los comportamientos inadecuados y violaciones irreparables que suceden en contra del medio ambiente sin cuestionarlo y actuar en consonancia. Las personas conformistas piensan: “Así son las cosas”, y esa mentalidad permite que la tragedia ambiental ocurra.

Pero, como la esperanza no defrauda; el filósofo y psicólogo estadounidense William James, nos alienta con la siguiente frase: ¨Si estás lo suficientemente preocupado por un resultado, posiblemente harás algo para solucionarlo¨. En ese orden, contener la deforestación requiere un esfuerzo estatal concertado de todas las fuerzas vivas para cambiar esos modelos insostenibles y depredadores que están llevando a nuestra cobertura boscosa a un punto de no retorno.

Aún podemos apoyar y participar en cuantas acciones sean necesarias para garantizar la permanencia de nuestros recursos naturales para uso y disfrute de las presentes generaciones. Pasemos de las ideas o intenciones a la ejecución de prácticas que produzcan un impacto significativo en la recuperación del verde en nuestras montañas.

El Autor es abogado.

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JUAN BAUTISTA EL GRANDE

Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Ya estamos en el tercer Domingo de Adviento y la Iglesia nos invita a todos a vivir la alegría, como un signo característico de aquellos que están conscientes de haber renacidos del agua y del Espíritu. En este tiempo especial cada Eucaristía se convierte en una oportunidad de vida y esperanza para todos. El Señor viene con poder a encontrarse con cada uno de nosotros.

Ya profundizando el Evangelio que la Iglesia nos propone de hoy, en él descubrimos una escena sorprendente y profundamente humana. Hoy toma fuerza la figura de Juan el Bautista, el profeta fuerte del Jordán, el mismo que señaló a Jesús como el Cordero de Dios, ahora está en la cárcel y envía a preguntar por medio de dos de sus discípulos a Jesús que, si él era el Mesías esperado, esta pregunta Juan la hace desde la oscuridad de su prisión y si por alguna razón Juan dudó, no dudó por falta de fe, sino porque la fe, cuando es auténtica, también atraviesa la noche más oscura.

Por lo visto Juan esperaba un Mesías con fuego en la mano, con el hacha puesta a la raíz de los árboles. Pero Jesús sin dudas, se ha revelado de otro modo: no con violencia, sino con misericordia; no con condena, sino con compasión. Y esta diferencia entre lo esperado y lo real provoca la pregunta que nace del sufrimiento: “¿Eres tú, Señor?”

La respuesta de Jesús no es una definición teórica ni un argumento brillante. Jesús responde con hechos que hablan por sí mismos:
“Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Reino.” Es decir, el Reino de Dios se manifiesta allí donde la vida vuelve a florecer, donde la dignidad es restaurada, donde los últimos y olvidados son puestos en el centro.

En este Evangelio hay una profunda enseñanza teológica: Dios no se revela principalmente en el poder que impone, sino en el amor que sana. El Mesías no responde a nuestras expectativas humanas de fuerza y triunfo, sino al proyecto del Padre, que es salvar desde dentro, tocar las heridas, levantar al caído y hablar al corazón del pobre.

Cristo en ciertas ocasiones puede escandalizar nuestras ideas, nuestras seguridades religiosas, incluso nuestras imágenes de Dios. Creer de verdad es aceptar un Mesías que no siempre actúa como nosotros quisiéramos, pero que siempre ama como Dios ama.

Finalmente, Jesús habla de Juan al pueblo y lo eleva con palabras llenas de respeto y ternura. Juan es más que un profeta: es el mensajero que prepara el camino, el puente entre la promesa y su cumplimiento. Y, sin embargo, Jesús afirma algo desconcertante: “El más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él.” No porque Juan sea pequeño, sino porque el don del Reino supera todo mérito humano. La grandeza no está en la fuerza del carácter, sino en la gracia recibida.

Este Evangelio nos invita a revisar nuestra fe en los momentos de prueba. Cuando Dios no responde como esperamos, cuando la vida se vuelve cárcel, cuando las preguntas brotan, Jesús no nos reprocha; nos invita a mirar los signos de su amor actuando silenciosamente en el mundo y en nuestra propia historia.

Que hoy aprendamos de Juan la humildad de preguntar y de Jesús la paciencia de responder con amor. Y que, aun en medio de la duda, podamos escuchar esa palabra que nos sostiene: bienaventurados los que confían, incluso cuando no entienden del todo.

Otros temas del padre Wilkin

II Domingo de Adviento. Ciclo A

I Domingo de Adviento. Ciclo A

Solemnidad: Jesucristo, Rey del Universo. Ciclo C

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12/12/2025

III Domingo de Adviento. Ciclo A. 14 de diciembre del 2025

 


Lecturas: III Domingo de Adviento. Ciclo A

Moniciones: III Domingo de Adviento. Ciclo A

Homilía 1:  III Domingo de Adviento. Ciclo A

Homilía 2: III Domingo de Adviento. Ciclo A

Homilía 3: III Domingo de Adviento. Ciclo A

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Crónica de fe:

Por Rvdo. P. Domingo Vásquez Morales
(Director de Prensa y Comunicación de la Diócesis Stella Maris)

Los días previos a la Ordenación Episcopal de Monseñor Manuel Antonio Ruiz de la Rosa estuvieron marcados por una mezcla de emoción, trabajo intenso y profunda espiritualidad. Como director de Comunicación y Prensa de la recién creada Diócesis Stella Maris, tuve el privilegio de vivir de cerca cada momento, acompañando a un pueblo que se preparaba para recibir con alegría a su primer pastor.

Desde el anuncio de la creación de la nueva diócesis, sabíamos que estábamos siendo parte de algo histórico. Las semanas que siguieron fueron de preparación constante: reuniones, grabaciones, coordinación de medios, ensayos, revisión de protocolos y decenas de pequeños detalles que, unidos, darían forma a una celebración inolvidable. Pero lo más valioso de esos días no fue el esfuerzo humano, sino la experiencia espiritual que vivimos junto a Monseñor Manuel.

A pesar del ritmo acelerado, él se mantenía sereno. Siempre disponible para un saludo, una palabra de aliento o una oración compartida. Su sencillez y su profunda fe se convirtieron en un testimonio vivo para todos los que trabajábamos a su alrededor. Recuerdo que una tarde, mientras afinábamos los últimos detalles, dijo con una sonrisa: “Dios ya tiene todo preparado, nosotros solo debemos dejarnos guiar por Él.” Esa frase, sencilla pero llena de fe, nos sostuvo en medio del cansancio y la emoción.

El día de la creación canónica y la ordenación episcopal llegó con el amanecer radiante del 8 de noviembre. Desde muy temprano, el Anfiteatro del Parque del Este comenzó a llenarse de fieles, sacerdotes, religiosas, obispos y familias completas que acudían con alegría y devoción. Se respiraba un ambiente de fiesta, pero también de recogimiento. La Iglesia Dominicana se había reunido para presenciar el nacimiento de una nueva diócesis: la Diócesis Stella Maris.

Cuando inició la celebración, el silencio reverente y el sonido de los cantos litúrgicos envolvieron el lugar. El momento de la consagración episcopal fue profundamente conmovedor. Ver a Monseñor Ruiz postrado en tierra, entregando su vida a Dios, mientras toda la asamblea oraba por él, fue un instante de gracia indescriptible. En ese momento comprendí que estábamos siendo testigos de un acto que iba más allá de lo visible: era el Espíritu Santo quien tomaba posesión de esta nueva Iglesia particular.

Los aplausos al final de la misa, las lágrimas de emoción y los abrazos fraternos entre los asistentes reflejaban la alegría de un pueblo que nacía bajo el amparo de María, Stella Maris —la Estrella del Mar—, guía segura para quienes confían en la providencia divina.

Ese dia, al terminar la jornada, me quedé unos minutos mirando el escenario vacío, sentí una profunda gratitud. Gratitud por haber sido testigo de este acontecimiento histórico, por haber servido desde la comunicación a algo tan grande y, sobre todo, por haber visto a una Iglesia viva, unida, que comienza su camino con esperanza.

Hoy, cuando pienso en esos días, vuelvo a escuchar las palabras que Monseñor Manuel nos dijo en la víspera de su ordenación: “Que en todo lo que hagamos, la gente pueda ver a Cristo”.

Esa frase resume el espíritu de lo que vivimos y el compromiso que llevamos como comunicadores de esta nueva diócesis: hacer visible la presencia de Cristo en cada mensaje, en cada historia y en cada gesto de amor al servicio de los demás.

Personalmente, me siento inmensamente agradecido por la confianza depositada en mí como director de Prensa y Comunicación. Sé que cada palabra, cada imagen y cada testimonio que compartamos serán parte del registro histórico de esta nueva etapa.

La Diócesis Stella Maris nace con el deseo de ser una Iglesia cercana, misionera, comprometida con los pobres y guiada por la ternura de María, la Estrella que nos conduce a Cristo. Mientras caminaba a donde sería el almuerzo del obispo con los sacerdotes, pensé: “Hoy termina una ceremonia… y comienza un camino de esperanza”.

Un camino que apenas empieza, pero que ya lleva el brillo de la gracia y la promesa de Dios:“Bajo el amparo de María, Estrella del Mar, caminemos con esperanza hacia una Iglesia más cercana, misericordiosa y comprometida con los pobres”.

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