“Felicidad humana consiste en rechazar pobreza de riqueza material”
Pascual Ramos |
El acontecimiento enseña, a modo de reflexión, que se debe nacer de nuevo, pero del agua y del espíritu santo, para entrar en el reino de los cielos, como se narra en los evangelios; documentación bíblica que contiene la vida y obra del Maestro Nazareno, quien tuvo su origen en Belén de Judea, Jerusalén.
La noticia de trascendencia mundial, consolidada con la muerte y resurrección de Jesús Cristo, divide la historia de la humanidad, en un antes y un después; característica especial, en donde se refuerza la afirmación teológica de fe, sobre la existencia del creador de todo cuanto existe, que supera lo objetivo/subjetivo, entre lo físico/materia y lo metafísico/sobrenatural.
Lo dicho, es posible que se entienda, utilizando la estrategia de la oración, desde la convicción de creer en Dios, como solución espiritual a los problemas materiales, ocasionados por la imperfección de la constitución física/materia del cuerpo humano.
La suave briza de diciembre, despidiendo un año y augurando la venida de otro, invita crear un ambiente de cordialidad y confraternidad; para dar gracias por todo cuanto brinda la madre naturaleza, grato regalo del Supremo Creador, con lo que se hace posible la convivencia fraterna y solidaria, aún en medio de las torpezas e iniquidades mundanas.
Es la época de demostrar, que sí se puede brindar una sonrisa y una mirada de paz; porque es ahí, donde el vivir de las personas tiene razón de ser por un mundo de justicia y de amor, como enseñó en su prédica de humanismo cristiano, Jesús: El Emmanuel con nosotros; como muy bien se explica, en el Nuevo Testamento.
Los días de Navidad y de inicio de año nuevo, deben ser bien aprovechados en acciones dirigidas a fortalecer la solidaridad y el de ser mejores personas, para que sea posible la paz; porque al fin y al cabo, somos únicos en este único planeta con vida propia; y hay que saber agradecer y perdonar.
El nacimiento del niño Jesús en un pesebre, recuerda que se debe ser humilde; en el entendido, de que el ser humano, materia/cuerpo: es un mundo de necesidades, que pueden complicarse, si no se trabaja por bien común; asunto que debe ser motivo de unidad familiar y social; por tratarse de lo más sagrado, que es respetar y preservar la vida.
El llamado de volver hacer como un niño; se constituye en consejo de sabio, para evaluar el accionar personal; y de esta manera tomar decisiones, que conduzcan al logro de estabilidad individual y colectiva; por considerar, en buen pensar, que el hombre y la mujer, son creaturas del divino creador, por lo que se debe ser ejemplo de amor y paz; porque el niño nacido en Belén, representa la alegría de misericordia, que libera de pecados a los hijos e hijas de Dios Padre con poder Supremo, vencedor de toda maldad, resplandeciendo como luz de esperanza salvadora.
Tomado de: lainformacion.com.do
Navidad, también somos nosotros; nuestros recuerdos, deseos y anhelos más queridos. Es pan dulce, brindis y reencuentro. La Noche Buena, vuelve buenas todas las noches y el Día sin Ocaso ya tiene su anticipo… ¡Ven Señor Jesús!
Bendice, Señor, nuestro Pesebre hogareño y nuestra Mesa de Navidad. Danos tu amor; el Perpetuo Socorro de María y la creatividad de San José, que como buen carpintero supo hacer, con lo poco que había, una casa y una cuna, trono para ti, Supremo Rey. Danos Señor el gozo perdurable de la Navidad y la vida perdurable en el gozo de tu eternidad. Amén.
¡Feliz y Cristina Navidad y bendecido año 2019!
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NAVIDAD 2018-2019
(25 de diciembre 2018-13 de enero de 2019)
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