Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana
Nos encontramos en un momento crucial que amerita de una reflexión seria y profunda ante el suceso acontecido este miércoles en la Diócesis de la Vega, específicamente en la comunidad de Zambrana en Cotuí, esta acción desacertada e inhumana la condenamos y rechazamos todos de manera contundente y firme por la forma repugnante en que sucedió el hecho.
El caso fue que una cantidad de militares armados se lanzaron hacia un grupo de comunitarios: hombres y mujeres. Los comunitarios estaban acompañados por el P. Jonny Durán, el P. Gabriel Belén, el P. Basora y el P. Rigoberto, entre otros, con bombas lacrimógenas y con perdigones, dejando como resultado personas heridas incluyendo al carismático y querido P. Jonny Durán, asesor Nacional de la Pastoral Ecológica y Medio Ambiente.
Pensábamos que esta práctica de intervenir con violencia a un grupo de hombres desarmados ya era cosa del pasado, pero con dolor del alma nos hemos equivocado. ¡Caramba! que pena, que tristeza que esa sea la manera para tratar a un grupo de campesinos y sacerdotes indefensos que luchan por una causa justa.
Según informaciones de personas que residen en la zona donde ha ocurrido el incidente, un quintal de cacao vale 25 mil pesos y esta empresa, la Barrick Gold está ofreciendo migajas para desalojar a estos campesinos de sus tierras, es bueno decir, que estas personas viven del cacao entre otras cosas, no del oro, por eso para ellos el cacao vale más que el oro, es igual que en el productivo Valle de San Juan que se vive de la agricultura no de la minería, es preciso expresar también que el agua vale más que el oro.
Al parecer la ambición de riqueza, el hambre de oro nos ciega y nos entorpece y no permite que broten en nosotros como aguas cristalinas y puras en igual medida el hambre de la justicia el respeto, la prudencia, el deseo de reconocer el derecho que tienen los más desposeídos de vivir y dormir en paz y con seguridad en su propia tierra, en donde no se vulneren sus derechos y tengan la real libertad de decidir sobre que van a hacer con sus tierras.
Ya es hora que nos levantemos, abramos los ojos y nos hagamos conscientes que hoy es en el norte en Cotuí, mañana puede ser el sur en San Juan y con los sanjuaneros, podemos también nosotros, correr esta suerte negra y amarga.
Alcemos lo voz sin miedo y con ella defendamos lo que tenemos y que otros nos quieren quitar no permitamos que callen nuestras voces, callar nuestras voces es apagar y mutilar nuestros sueños y eso es innegociable.
Otros temas del padre Wilkin
“VIA-CRUCIS, CAMINO A LA CRUZ”
“UNA SOCIEDAD QUE AMERITA MANOS DURAS”
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