AIRE96FM

22/12/2025

El sentido de las normas morales en la vida del hombre

Por Welington Galván Castillo

A la luz del Evangelio de Lucas 6, 1-11

La reflexión que presentamos a continuación es un claro ejemplo de que pretendemos manifestar que lo propio de cada ser humano a la hora de actuar, sus acciones deben apuntar hacer el bien. Las normas morales nos pueden bien favorecer para ello, pero también pueden convertirse en espada de doble filo, ya que nos podemos empoderar de ellas más para juzgar, señalar, que para comprender y colocarnos en el zapato de los demás.

Para fundamentar nuestra investigación, presentamos un objetivo general y algunos específicos; una justificación de por qué resulta interesante presentar algunos escoyos acerca de las normas morales en la vida del hombre y la mujer. Para hacer más amena la lectura, nos planteamos algunas preguntas, las cuales te ayudarán cuestionarte, pero no queda ahí, brindamos respuestas a dichas preguntas, pero te invitamos a que hagas el ejercicio de interiorizarlas, pensarlas y buscar en ti tus propias respuestas y luego confrontarlas con la que encontrarás más adelante.

Presentar el sentido de las normas morales en el hombre a la luz de la palabra de Dios, específicamente en el Evangelio de Lucas 6, 1-11, tiene un objetivo fundamental, descubrir a quien se debe preferenciar a la hora de hacer el bien. Dicho Evangelio nos brindará grandes luces y descubrir que ciertamente tenemos un referente, a la hora actuar, Jesús es nuestro referente, hoy, mañana y siempre. Es quien no deja de manifiesto quién es más importante el ser humano o la ley-norma moral.

Un aspecto fundamental pretendemos desarrollar:

Profundizar en el concepto de las normas morales y su repercusión en la vida del hombre, teniendo a la base la Palabra de Dios (Evangelio de Lc. 6, 1-11), presentar la importancia en las normas morales en sí misma y determinar ¿qué está primero o qué es más importante, el hombre o las normas o leyes morales? A través del cual preendemos:

  • Ofrecer algunas definiciones sobre el concepto de normas morales y su efecto en la vida del hombre.
  • Leer y extraer las normativas morales contenidas en el Evangelio de Lc. 6, 1-11, y determinar a qué es más lo importante.
  • Presentar consideraciones, argumentaciones reflexivas de acuerdo al tema en cuestión, para fijar mi postura en cuanto a lo que persiguen las normas morales y ciertamente determinar quién es más trascendente, las normas morales o el ser humano. 

Punto de partida

Bien sabemos que las normas morales no estás escritas tácitamente en ningún libro, como las leyes jurídicas, por ejemplo, no hay autoridades específicas que nos obliguen a cumplirlas, pues se cumplen por convencimiento. Cuando obedecemos normas morales, como por ejemplo cumplir la palabra que hemos dado, decir la verdad, aunque duela, y lo hacemos de forma libre y consciente, ¿por qué lo hacemos?, ¿dónde está el origen del convencimiento y el acatamiento de esas normas? Es por tal razón que cuando uno realiza una acción moralmente correcta, por convencimiento propio de que es lo que debe hacer, entonces decimos que esa persona posee autonomía moral. Este tipo de persona, no se guía por meras opiniones personales, sino que racionalmente y, por propia voluntad, asume como propios los valores y normas de la sociedad en la que vive.

Con este trabajo pretendemos enfatizar la importancia, que a la hora de accionar,  importanticemos a la persona humana, actuemos en favor de la vida, realzar la vida. Reconocemos que las normas morales son fundamentales, importantes para humanizarnos en nuestras relaciones con nosotros mismos, con Dios, con la naturaleza y con los demás, pero al momento que se quiera imponer algún comportamiento pierden su razón de ser, su finalidad. Ante la posibilidad de hacer un bien, no han de detenernos las normas.

  Queremos motivar, dando algunas pistas que ciertamente no podemos perder de vista a la hora de actuar, hacer el bien sin mirar a quien, a que hagamos uso de los dones que hemos recibido, siendo responsables, compromisarios con la misión que se nos ha encomendado, dar vida.

En el aquí y el ahora, estamos más que convencidos que hablar del sentido de las normas morales y sus repercusiones en la vida del ser humano siempre será de suma importancia, ya que lo propio de cada hombre es transmitir, mediante sus actos y comportamiento, lo mejor de sí. Siempre actuaremos, y con mucha seguridad manifestamos que siempre habrá humanidad que actúe, poniendo en práctica lo que se le ha transmitido. En la persona de Jesús encontramos un claro ejemplo de que en nuestros actos lo más importante es levantar al caído. Jesús es y será un ser-paradigma muy actual, por ello, es la figura referente en el tema en cuestión presentado. Nuestros actos en él se justifica, por ello echar de lado la norma en su nombre para hacer lo correcto, no estaremos equivocados en ningún momento.

Considero importante, antes de profundizar en el sentido que tienen las normas morales en la vida del ser humano, hacernos algunas interrogantes para dilucidar algunas ideas al respecto, que a la vez nos ayudarán a tener mayor claridad en la comprensión del tema en cuestión, tales como ¿Qué son las normas morales?, las características ¿Cuándo surgen las normas morales?, ¿Qué exige?, ¿Qué persiguen?, ¿Cuál es el objetivo de éstas? y de dichas normas.

Como bien sabemos, las normas morales se corresponden a los principios morales, como respeto, tolerancia, solidaridad, no robar, no matar, etc. y su objetivo es la convivencia pacífica y solidaria dentro de la sociedad. Una persona con altos valores morales promoverá el respeto al hombre, la cooperación y comprensión, una actitud abierta y de tolerancia, así como de servicio para el bienestar común. Sigamos profundizando, desglosemos el concepto de: normas morales.

De acuerdo con lo que nos dice José Román Flechala palabra “norma” es antigua, pero apenas se la encuentra en el vocabulario tradicional de la exhortación, la catequesis o la reflexión moral de los cristianos. El lenguaje tradicional cristiano prefería hablar de ley y de mandamientos, o también de vías y de virtudes. De hecho, la palabra norma no ha comenzado a ser empleada de forma constante más que a partir de comienzos del siglo XIX, gracias al idealismo voluntarista kantiano. Son consideraciones que en determinado grupo, al quedar de acuerdo, promueven para sean puestas en práctica a la hora de comportarnos en la sociedad, busca educarnos, normar nuestra conducta. En tanto, el concepto moral o moralidad (del latín mos, moris, costumbre y de ahí moralis relativo a los usos y costumbres) son las reglas, posicionamientos, normas o consensos por las que se rige y juzga el comportamiento o la conducta de un ser humano en una sociedad (normas sociales).

En definitivas las normas morales, son las que expresan el orden imperativo que cuestiona e interpela a la conciencia, y establece la verdad y el valor de las relaciones del hombre consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios. En caso de no ser cumplida de buena manera la acción es cuando acontece el remordimiento. Por ejemplo, ayudar a un ciego a cruzar la calle, dar alimento a un necesitado, decir la verdad, curar un enfermo etc. éstas por su razón de ser, poseen ciertas características:

  • AUTONOMÍA, lo que nos enseña que no es algo impuesto, surge de la persona misma. A diferencia de la NORMA JURÍDICA que sí debe cumplirse o sufrir un castigo o pena.
  • INCOERCIBILIDAD, la norma moral no tiene capacidad de castigo. Lo denominado “sanción moral” es la desaprobación de la conducta por el grupo.
  • UNILATERAL, consiste en que la norma moral implica deber pero no crea derecho. Puede haber consejo, exhortación pero no obligación. La norma jurídica sí implica deber y derecho.
  • NO SON OBJETO DE COMPETENCIA, lo que quiere decir que ningún organismo del Estado tiene competencia en la moral. Surge en la sociedad y puede desaparecer.

Y a mi entender tienen un propósito fundamental: Realizar el BIEN, Santo Tomás de Aquino: Manifiesta, que la ley es una ordenación racional encaminada al bien común, promulgada por quien tiene autoridad. Y Según el Catecismo: “El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de haber sido digno de recibir de Dios una ley: animal dotado de razón, capaz de comprender y de discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha sometido todo”: La ley moral indica al hombre las reglas de conducta que no le alejan de Dios.

Ahora bien, al momento de pensar cuándo surgen las normas morales, entiendo que surgen desde el mismo momento en que el ser o los seres humanos tienen uso de razón responsable y conscientemente. Con esto, dichas normas persiguen, que se tenga conocimiento de ellas y a su vez se pongan en práctica, pues a mayor conocimiento, mayor garantía en su cumplimiento, por este motivo exigen enfáticamente conocimiento de nosotros mismos, tener claro qué está bien y qué está mal en mis actos, “el conocimiento propio de los actos humanos se completa así con el discernimiento que es obra del Espíritu de Dios (1 Cor 8,3). Ya no se trata de un mero conocimiento teórico, sino de una-relación de familiaridad _y sintonía con el objeto conocido, una relación de amor a los valores éticos que realizan a la persona amada por Dios (cf. Ez 20, 10-20; Os 13, 4; Miq 6,5). Conocer la voluntad de Dios (Hech 22,14; Rom 2,18) o conocer el juicio de Dios (Rom 1,32) es más que un saber teórico (Jn 7,49)”.

El hombre, “es imagen de Dios que desempeña una función de visir y representante ante los animales, las plantas y hasta los astros del firmamento; como imagen de Dios que se encuentra con otros seres humanos, complementarios, cercanos como la propia carne y los propios huesos, pero que son, también ellos, imagen del único Dios”. Y “si el ser humano es y se comporta como imagen de Dios, según queda dicho, ese ser humano merece también el respeto que se debe al que es imagen de Dios”.

Tomando en cuenta lo planteado, ¿Qué es lo más importante, el hombre o la norma o ley? En Jesús está muy claro que la persona humana es imagen de Dios y obviamente está por encima de toda ley normas, es un claro ejemplo lo que nos dice en el Evangelio de Lc. 6, 1-11, cito:

“1 Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por unos sembrados, y sus discípulos arrancaban y comían espigas, restregándolas entre las manos. 2 Pero algunos de los fariseos dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito en el día de reposo? 3 Respondiéndoles Jesús, dijo: ¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados, que a nadie es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros? 5 Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. 

6 Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. 7 Y los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en el día de reposo, a fin de encontrar de qué acusarle. 8 Pero él sabía lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ven acá. Y él, levantándose, se le acercó. 9 Entonces Jesús les dijo: Yo os pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla? 10 Y después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano quedó sana. 11 Pero ellos se llenaron de ira, y discutían entre sí qué podrían hacerle a Jesús.

Está más que evidente que para Jesús, nada que no esté en favor de la vida, así se haga en nombre del mismo Dios, pues de contradecir la opción por la vida. El versículo 5 establece el señorío de Jesús sobre el sábado. Estamos más que claro, que el valor de respetar el día de descanso tiene su valor, Dios así lo hizo luego de haber realizado la creación, de ahí viene esa tradición, pero la cuestión está en cuanto se exagera en dicho respeto al día de reposo estipulado, exaltándolo por encima de la vida, como un ley o norma inquebrantable, la cual ha de ser respetada y cumplida a toda costa.

El señorío de Jesús lo lleva a actuar con toda libertad tanto en el espacio, la sinagoga, como en el tiempo, el sábado. Ahora, esa libertad no combina con la no-libertad en que vive el hombre de su tiempo, completamente paralítico por el rigorismo de una ley que es liberta en su esencia, pero paralizante en su interpretación y práctica. Descansar le hace bien al cuerpo, es un gran valor, ya que nos permite recobrar nuevas fuerzas para continuar en nuestras labores diarias, ahí está su esencia. Es significativo que se resalte la importancia de que hayan normas de convivencia, pues ellas no ayudan a humanizarnos, a compartir entre iguales, al mismo nivel, mejora la comunicación humana, a vivir mejor en sociedad, poniendo en práctica actos comunes, en la búsqueda del bien de todos/as.

Quiero detenerme de manera especial en el capítulo 6, 6-11, por ser allí donde realmente nos confirma Jesús que el ser humano, imagen de Dios, está por encima de toda ley o normas morales de convivencia. Si la primera infracción está relacionada con la necesidad del alimento, esta segunda con la necesidad de la movilidad de todo un cuerpo, como signo también de una libertad de movimiento físico, psíquico y espiritual, cómo no ponerle atención a este ser bajo estas condiciones y echar de lado una norma. El sábado con todas sus retahílas de normas para el correcto cumplimiento, hacía de los contemporáneos de Jesús un cuerpo incapaz de moverse con libertad, y eso principalmente es lo que quiere sanar Jesús. Para quienes vieron las cosas así, Jesús es el Señor de la vida, pero para los rigoristas, es alguien que preocupa, alguien que atenta contra lo establecido. Bien pudo haber esperado Jesús hasta la caída del sol, momento en que termina el sábado para restablecer la mano del hombre; sin embargo, consecuente por la opción por la vida, lo hace ya, porque el Reino ya está operando y porque también el sábado como institución tiene que ser establecido.

 La diferencia con los fariseos consiste en que éstos, en el día de sábado, no actúan en base al mandamiento del amor que es la esencia de la ley. El amor busca hacer siempre el bien. Esta motivación de amor nos invita a reflexionar sobre nuestro comportamiento y a fundamentarlo en el de Jesús, que salva. Jesús no presta atención sólo a la curación del enfermo, sino que está también interesado por la de sus adversarios: corarlos de su torcida actitud al observar la ley; observar el sábado sin reanimar al prójimo de sus enfermedades no está en conformidad con lo que Dios quiere. Para el evangelista, la función del sábado es hacer el bien, salvar como Jesús hace en su vida terrena.

Me queda claro que, el haber profundizado en este interesante tema, me ha dejado claro que ciertamente las normas morales siempre constituirán siendo un reto en la vida de cada ser humano. Ponerlas en práctica correctamente dependerá mucho de nosotros mismos, de que nos dejemos guiar de quien es nuestro ejemplo, nuestro señor Jesucristo.

Claramente notamos que el sentido de las normas morales buscan moldear nuestro comportamiento, para que seamos mejores personas, mejores ciudadanos, a que nos amemos más. No buscan imponerles cargas a nadie, mucho menos a nosotros mismos. Ellas son creadas para una mejor convivencia, para contrarrestar el egoísmo que impera en nuestro interior y no lo dejemos salir. Las normas morales no son un escudo en la que podemos escondernos y provocar situaciones adversas.

Las normas o leyes morales son la expresión formal de un deber permanente, que buscan el que se ponga de manifiesto en el accionar de cada persona en la sociedad, exaltando lo mejor de mí y de los demás para lograr mejores resultados: alegría, regocijo y satisfacción del deber cumplido. Y me queda claro que el valor de la norma ley no reside en sí misma, sino que tiene una finalidad, busca un bien.

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