AIRE96FM

24/12/2025

NAVIDAD CONTAMINADA

Todos los clérigos hacemos muchos reproches a la Navidad, la nuestra, no a la de Jesús.

La gente ya no felicita la Navidad, nos desea unas Felices Fiestas, fiestas de invierno, fiestas sociales, fiestas gastronómicas…pero sin protagonista predeterminado, sin Jesús.

Acabo de visionar una felicitación de un buen ex -alumno, un corto vídeo en el que desea Felices Fiestas en veinte idiomas mientras dos personas van decorando dos árboles de Navidad. Nada invita a pensar en la Navidad de Jesús. Felicitación para paganos, no para creyentes.

Todo lo que tocamos los hombres lo contaminamos y así la Navidad se comercializa, pierde el sentido original y religioso y se vive sin la pasión de Dios por el mundo y los hombres.

Los cristianos, nosotros los aquí reunidos, los que no hemos perdido aún la memoria pasamos de la guerra de la Navidad contaminada y nos centramos en la Navidad de Jesús.

“El lugar de Dios es el mundo” dice el P. Chenu. Y cuando llegó el momento culminante Dios pronunció una palabra, sólo una, Jesucristo. Y esta palabra llena la Navidad, la primera, la de Belén, la del gran escándalo del amor de Dios, y todas las Navidades que celebramos a lo largo de la historia.

Dios quiere estar entre nosotros y se hizo presente no por medio de una carta anónima o de un representante insípido, sino que vino en persona, en Jesucristo.

Es el misterio de la Encarnación. Hacerse carne, la nuestra, y nació de María. Dios necesitaba y quería tener un cuerpo.

Dios quiso demostrarnos que ser humano, con todas las limitaciones que conlleva, bien pensado no es tan malo.

Al compartir nuestra vida, lo sepamos o no, lo queramos o no, introdujo en el mundo un espíritu nuevo, un programa nuevo.

En una ocasión un cura visitaba a una familia y al abrir el ascensor encontró un niño de siete años con su mochila sentado en el ascensor.

¿Qué haces ahí sentado? Es que no doy el peso, contestó el niño. Entonces el cura cayó en la cuenta de que hay ascensores que no funcionan con un peso menor de 25 kilos.

El cura pulsó el ascensor y ambos subieron a sus casas.

Esto es también la Navidad. Los hombres no damos el peso para ascender a lo alto, para subir hasta Dios. La Navidad es Dios que baja hasta nosotros para que juntos podamos ascender hasta la casa de Dios.

Dios con nosotros en esta Navidad de la crisis nos invita a vivir la religión de Jesús, su Año de Gracia, su amnistía de todas nuestras deudas.

Todos hemos contaminado la Navidad de Jesús con la superficialidad de nuestras ideas raquíticas, nuestros ritos sensibleros, nuestras felicitaciones vacías…

Hoy es la noche y el día de recordar, acoger y meditar la única palabra pronunciada por Dios desde el principio: Jesucristo.

 (Parroquiadelmundo.org)

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