P. Cairo
"El que a
buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". Eso nos dice el viejo
refrán. Y ¿a quién mejor podríamos arrimarnos en los días difíciles que vivimos
que a Dios?
Tal como como dice
el salmo 91, 1-2: "Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la
sombra del Omnipotente, dile al Señor: "Mi refugio, mi amparo, mi Dios, en
quien yo pongo mi confianza".
Es tiempo de
confiar plenamente en la fuerza poderosa de Dios. Cuidándonos de no caer en
actitudes y prácticas supersticiosas que nos puedan apartar de la enseñanza y
la voluntad del Dios vivo y verdadero, y por ende de él mismo.
Es tiempo de
acoger la experiencia del salmista, que sintiéndose en peligro: perseguido y
amenazado, se dice así mismo: "Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor" ( Sal 26, 14).
Ánimo, queridos
hermanos, no nos dejemos confundir por
voces que pudieran aprovechar las dificultades que estamos enfrentando en este
tiempo para intentar "pescar en río revuelto". Voces que en lugar de
orientarnos nos desorientan, en vez de confirmarnos en la fe nos inducen a la
apostasía y en lugar de señalarnos el camino hacia Dios, nos desvían hacia la
superstición, la hechicería y la idolatría.
Seamos verdaderos
Discípulos- Misioneros, con la mirada puesta en Jesucristo y con el oído atento
a su voz que nos dice: "no tengan miedo". Tengamos esperanza, valor y
ánimo para enfrentar esta tempestad, seguros que el Capitán del barco, nos
llevará a puerto seguro.
Escuchemos a Dios
que nos habla claramente en su Palabra y nos ha dado en la Iglesia y sus
Pastores, el discernimiento y la sana doctrina, bajo la guía del Espíritu
Santo, para que permanezcamos en la verdad que nos hace libres.
En Jesús y María:
P. Cairo
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