“Fijémonos los unos en los
otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (Hb 10,
24)
Este tiempo fuerte del Año Litúrgico está
caracterizado por el mensaje bíblico que podemos resumir en una sola palabra: CONVERSIÓN. Este
imperativo categórico es propuesto a los fieles mediante el rito de imposición
de la ceniza, el cual va acompañado de las palabras: “Conviértete y cree en el
Evangelio” o “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”.
Es una invitación a todos a reflexionar acerca del
deber de la conversión, recordándonos la ineludible caducidad y lo pasajero de
nuestra fragilidad humana, sujeta a la muerte.
Queridos hermanos y hermanas, durante la Cuaresma,
ayudados por la Palabra de Dios, meditemos cuán importante es que cada
comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas
que envejecen. Además, todos debemos acostumbrarnos a pensar con confianza en
el misterio de la muerte, para que el encuentro definitivo con Dios acontezca
en un clima de paz interior, en la certeza que nos acogerá Aquel "que me
ha tejido en el vientre de mi madre" (Sal 139,13b), y nos ha creado
"a su imagen y semejanza"
(Gn l, 26).
VIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo C
Especial de Cuaresma
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