30/01/2020

Encuentro por La Vida y La Familia

Santo Domingo, D.N. – Con motivo de las próximas elecciones tuvo lugar un Encuentro por La Vida y La Familia. El mismo fue auspiciado por Radio Juventus Don Bosco el día 29 de enero, a las 10 de la mañana, en el Auditorio del Club Mauricio Báez.
Durante el mismo, candidatos a Diputados y Senadores firmaron un documento de compromiso contra el aborto y a favor del matrimonio entre un hombre y una mujer, del que surge la familia (Const. 37-55).
Durante el encuentro se tuvo una exposición en forma de panel, sobre los siguientes temas:
1). Historia del proceso de defensa de la vida y contra el intento de despenalización de aborto en RD. Expositora: Arquitecta Mercy Núñez de Avilés.
2). ¿Qué son las tres causales? Expositora: Dra. Neonatóloga Xenia Castillo
3). Los Medios de Comunicación Social (MCS) en la lectura contra la despenalización del aborto y en la defensa de la familia. Expositor: Lic. Giovanni Krawinkeln.
Sirvió de moderador del encuentro, el Padre Luis Rosario, Director de Radio Juventus Don Bosco, mientras que la Licda. Ángela Medina fue la maestra de ceremonia.
El encuentro, abierto y de libre acceso al público en general, contó con la presencia de jóvenes de algunos centros educativos.
En la República Dominicana el aborto está legalmente penalizado desde la promulgación de nuestro Código Penal en 1884, que considera la vida del embrión como un bien jurídico que hay que proteger, con el mismo derecho de todo ser humano. El artículo 317 del Código Penal Dominicano castiga así todo atentado contra la criatura que se encuentra en el seno materno. Pero, es sobre todo la Constitución de la República en su artículo 37 la que establece la inviolabilidad de la vida desde el momento de la concepción y pone como fundamento de la familia la unión matrimonial entre un hombre y una mujer (Art.55)
Padre Luis Rosario



27/01/2020

Monseñor Juan Félix Pepén cumpliría hoy 100 años de nacimiento. Homenaje a un obispo bueno y cristiano

Foto: Monseñor Juan Félix Pepen con el papa Juan Pablo II

Hoy lunes, 27 de enero 2020, se cumplen cien años del nacimiento de un gran dominicano y pastor de nuestra Iglesia. Me refiero a Monseñor Juan Félix Pepén Solimán.

Escudo de Obispo de Monseñor Juan
Félix Pepén. Verdad y Justicia,
en latín, fue su lema episcopal
Tan señalada conmemoración no debe pasar desapercibida, pues, aunque este Pastor tan afable y humilde como culto y discreto, nunca procuró honores ni reconocimientos, es mucho lo que la sociedad y la Iglesia dominicana deben a su fecunda y ejemplar trayectoria, encarnada con espíritu evangélico en las difíciles circunstancias históricas, sociales y políticas de la segunda mitad de nuestro siglo XX.
En abono a lo antes expuesto, cabe destacar que el 31 de enero de este año, celebraremos el 60 aniversario de la Carta Pastoral Colectiva de los obispos dominicanos, memorable documento del magisterio eclesial dominicano que provocó la crisis en las relaciones entre Trujillo y la Iglesia y marcó el principio del fin  de la terrible dictadura, como nos lo han recordado los Señores Obispos en su importante Carta Pastoral de este año con motivo de la Festividad de Nuestra Señora de la Altagracia.
En aquellos singulares acontecimientos, y muy especialmente en la gestación de la Carta Pastoral, Monseñor Pepén, entonces el más joven de los seis obispos dominicanos, jugó un papel destacado que es preciso recrear para las presentes y futuras generaciones con especial sentido de gratitud.
Nació Monseñor Pepén en Higuey el 27 de enero de 1920. Fue el segundo de los cinco hijos procreados por Don Felicindo Pepén de León y Doña Luisa Solimán. Le precedió en la venida al mundo su hermano Sinforoso y le sucedieron sus hermanas Luisa, Alba y Dora.
Luego de concluir sus estudios primarios e intermedios en su pueblo natal, ingresó al Seminario Conciliar de Santo Domingo, situado entonces en el antiguo Convento de los Dominicanos, el 1 de octubre de 1934.
El 29 de junio de 1947, por imposición de manos de Monseñor Octavio Beras Rojas, fue ordenado sacerdote en la Catedral de Santo Domingo y el 13 de julio de ese mismo año celebró su primera misa en el antiguo Santuario de Higuey. El 28 de octubre de 1951 obtuvo el Doctorado en Filosofía en la Universidad de Santo Domingo, ocasión en la que defendió su tesis sobre la influencia de la Iglesia Católica en la formación de nuestra nacionalidad, publicada como libro tres años después y premiada en los juegos florales nacionales celebrados en octubre de 1952.
Entre 1947 y 1954 sirvió como capellán de los colegios Quisqueya y Santa Clara. Fundador de la Asociación de Maestras Católicas, en colaboración con Monseñor Ricardo Pittini en 1948. Corresponsal del periódico “Noticas Católicas”, con sede en Washington, DC.
Entre 1954 y 1957 fungió como Párroco de San Antonio de Padua. De 1957 a 1959 sirvió como Asesor de la Juventud Universitaria Católica (1947-1959). Profesor de la Universidad de Santo Domingo (1958-1959), Pro Vicario Castrense y Canónigo Honorario de la Arquidiócesis de Santo Domingo (1958) y Asesor de la Unión de Empresarios Católicos (1957-1959).

Monseñor Juan Félix Pepén
en sus años de juventud
Lejos tenía el entonces el joven Padre Pepén- pero así son las sorpresas del espíritu- que la Divina Providencia le tendría reservada la misión episcopal en aquellos días aciagos donde reinaba la asfixiante tiranía, pues en febrero de 1959 había expresado a su madre: “al que le caiga una mitra en la cabeza en la República Dominicana en estos momentos, lo compadezco”.  El 1 de abril de 1959 fue designado como primer Obispo de la recién creada Diócesis de la Altagracia. Fue consagrado obispo el 31 de mayo del mismo año, tomando posesión canónica de la Diócesis el 12 de octubre de 1959.
Para su escudo episcopal escogió como lema “Veritas Et Iusticia” (Verdad y Justicia), dos valores definitorios de lo que fue su pensamiento y accionar como ser humano y como pastor, entregado sin reservas a la defensa y promoción de la dignidad humana.
Monseñor Pepén en los días finales de la tiranía trujillista. Su activa participación en la gestación de la Carta Pastoral de enero de 1960.
Tal como indicáramos al inicio del presente artículo, Monseñor Pepén fue el obispo más joven de los seis que el 25 de enero de 1960 firmaron la memorable Carta Pastoral de enero de 1960, la cual marcó definitiva distancia entre la Iglesia y el régimen de Trujillo después de casi tres décadas en que las mismas transcurrieran por cauces de armónica interdependencia, exceptuando el breve periodo en que fungió como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Santo Domingo el Padre Rafael Conrado Castellanos y Martínez, tras el fallecimiento de Monseñor Armando Lamarche,  es decir, entre el 26 de septiembre de 1932 y el 21 de enero de 1934.
Pero a partir de 1959, y muy especialmente, al fortalecerse el movimiento clandestino 14 de junio después de las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo, comenzaron a agrietarse significativamente los cimientos sobre los que descansaba la férrea tiranía. Ya desde ese momento Trujillo esperaba de la Iglesia una condena pública de la expedición, la cual no se produjo amén de que a partir de entonces arreciaron los asedios y las persecuciones contra sacerdotes, como fue el caso del Padre López Pedraz, de la Compañía de Jesús, Rector del Seminario Santo Tomás de Aquino, persecución que se tornaría más brutal y sistemática después del develamiento, a finales de enero de 1960, de las actividades clandestinas del 14 de junio.
Monseñor Pepén con el papa bueno,
Juan XXIII
Para la Iglesia fue también una época de cambios extraordinarios. En 1958 fallece el Papa Pío XII, asumiendo la conducción de la misma el Papa Juan XXIII, cariñosamente llamado “El Papa bueno”. Muchos lo consideraron un “Papa de transición” o “de avenencia”- de hecho, su Pontificado duró apenas cinco años (1958-1963), pero de tanta intensidad; de medidas tan revolucionarias, que trazó un nuevo e inesperado rumbo a la marcha eclesial al convocar el Concilio Vaticano II, sorprendiendo aún a los más escépticos.
Una palabra, especialmente, señalaría la hoja de ruta del Pontificado de Juan XXIII, “aggiornamento”, que cabe traducir del italiano como “puesta al día”. La Iglesia, para ser fiel a Jesucristo, no podía ni puede ser ajena a los gozos y dolores de la humanidad.
Fue en este espíritu de renovación de la Iglesia que correspondió a Monseñor Pepén asumir su difícil tarea episcopal. La sociedad dominicana también clamaba por el cambio después de casi treinta años de crueldad y barbarie y esperaba de la Iglesia un golpe de timón; una clarinada de esperanza que llevara aliento y consuelo a la atormentada familia dominicana.
La llegada al país de Monseñor Lino Zanini como nuevo Nuncio Papal, en sustitución de Monseñor Salvatore Siino, el 25 de octubre de 1959- un día después del cumpleaños de Trujillo- decisión prudentemente calculada para dar cumplimiento a las instrucciones del Vaticano de “mantener prudente distancia del régimen” de Trujillo, sería otro factor clave en el cambio de actitud de la Iglesia hacía la tiranía.
El mismo Monseñor Pepén así lo reconocería en artículo publicado a la muerte de Monseñor Zanini en hermoso artículo con motivo de su muerte ocurrida en Roma, precisamente el 25 de octubre de 1997. Afirmaría al respecto: “es en obsequio de las nuevas generaciones que hemos de revivir en este pueblo la memoria del Nuncio Zanini, quien en cumplimiento de su misión apostólica y en el momento preciso y necesario, con la luz y la fuerza del Espíritu Santo y un valor increíble, enfrentó aquella situación de pesadilla y muerte al hacer posible que la voz de los seis obispos de entonces en esta Iglesia se levantara en conjunto para decir a la opresión reinante ¡basta! Esto sorprendió a todos los dominicanos, comenzando por los propios agentes d la represión”. (Monseñor Juan Félix Pepén. El Nuncio Lino Zanini. Anexo a sus memorias “Un Garabato de Dios”. Ediciones Peregrino, Santo Domingo, 2003. Pág. 288).
Monseñor Pepén en su ordenación
sacerdotal, presidida por Monseñor
Octavio Antonio Beras
El 20 de enero de 1960 el joven Ex. Seminarista Hipólito Medina llegó hasta el Obispado de Higuey en deplorables condiciones físicas y emocionales, buscando protección de Monseñor Pepén ante las torturas y persecuciones infligidas por los esbirros del régimen. Era la víspera de la festividad de Nuestra Señora de la Altagracia.
Después de celebrar la misa solemne de aquel día- y luego de procurar resguardo seguro para el joven perseguido- se trasladó Monseñor Pepén hasta la Nunciatura Apostólica, donde expuso a Monseñor Zanini y al Secretario de la Nunciatura Monseñor Luis Dossena, la dolorosa experiencia vivida.
Cabe recordar que ese mismo día, en horas de la mañana, al momento de terminar de acompañar al Padre Juan Antonio Abreu en la celebración de la misma en la Parroquia Santa Rosa de Lima, de la Romana, fue apresado el entonces Seminarista Luis Ramón Peña González, cariñosamente “Papilin”, hoy un mártir de la Iglesia y de la Patria, miembro del movimiento clandestino 14 de junio y quien fue salvajemente torturado y luego muerto a palos en la cárcel de la Vega, al negarse valientemente a secundar los siniestros planes de Jhonny Abbes García, quien había orquestado un plan macabro contra los obispos dominicanos.
Se esperaba de Papilin la firma de un documento mediante el cual recociera la farsa de que por la playa de Macao había entrado un contrabando de armas, el cual había sido gestionado por Monseñor Pepén con militantes del exilio.
La respuesta de Zanini a Monseñor Pepén no se hizo esperar, conforme relata en sus memorias: ¡ No hay tiempo que perder” La Iglesia tiene que dejar oír su voz y hablar claro!.  Y le pidió al momento la redacción de un borrador de un documento público que pudieran ver juntos al día siguiente. El borrador redactado por Pepén pareció al Nuncio con exceso de prudencia, por lo que consideró que era necesario un documento más contundente. Pidió a Monseñor Pepén recomendarle quién podría ser, sugiriéndole este que, ciertamente, conocía a alguien que podría recomendar.
Fue en la misa de cuerpo presente de Monseñor Pepén, fallecido el 21 de julio del 2007, cuando se despejó el enigma de quién había sido el autor del borrador de la Carta Pastoral de enero de 1960. Monseñor Pepén, único obispo vivo de los seis firmantes, reveló al Cardenal López Rodríguez, y así lo hizo público en la homilía de aquel día, que ese “alguien” fue el destacado sacerdote, humanista, historiador y orador sagrado de la Orden de Predicadores (los Dominicos), Fray Vicente Rubio.
Cabe significar que Monseñor Pepén mantenía estrechos vínculos con los sacerdotes domininicos, pues su residencia familiar estaba muy próxima al célebre convento en cuyas paredes, siglos antes, resonaron vibrantes los clamores de justicia de Fray Antón de Montesinos a favor de la causa de la población indígena.
Caída la dictadura, continuaría Monseñor Pepén su infatigable trabajo apostólico a favor de la educación, la promoción humana y social, la formación y animación de grupos apostólicos y sus servicios invaluables a la Iglesia, entre ellos, por pocos meses, el de la Rectoría de la Universidad Católica Madre y Maestra, hoy Pontificia en el periodo comprendido entre el 15 de junio 1967 y el 17 de enero de 1968).
Para otra ocasión quedará reseñar la defensa asumida por Monseñor Pepén en defensa de los campesinos sin tierra del este; sus afanes para ver prosperar la educación integral en su Diócesis y en país; sus frecuentes reclamos de libertad en los difíciles doce años.
Monseñor Pepen saluda al papa Pablo VI
En 1975 resignó sus funciones como Obispo de Higuey en complejas circunstancias y cuando más intensa era su lucha a favor del campesinado del este, en momentos en que el capital foráneo penetraba con más fuerza en aquella región. A pesar de su frágil salud, siempre quedó por despejar la incógnita de si, además de este factor, concurrieron presiones que motivaran su traslado como obispo auxiliar de Santo Domingo en 1975, servicio que prestó a la Iglesia, igualmente, con su proverbial entrega, hasta su retiro definitivo por razones de edad en 1995.
Recuerdo agradecido a Monseñor Pepén en el centenario de su nacimiento.





26/01/2020

24 años siendo testigo del Redentor

Parroquia San Ramón Nonato, Los Mameyes, Santo Domingo Este


Con una misa en Acción de gracias por cumplirse 24 años de ministerio Sacerdotal del Padre Domingo Vásquez Morales, y en compañía de los fieles, celebramos con mucha alegría la gracia que Dios ha depositado en nuestro Sacerdote de ser piedra viva para anunciar el Evangelio de Jesucristo.
Misa presidida por Rvdo. Padre Domingo Vásquez Morales, con la presencia de los diáconos Héctor Cruz, José Manuel Pérez y el hermano Billy Valdez.
La Pastoral Familia y Vida, se encargó de organizar la liturgia del día, en el Domingo de la Palabra de Dios y la Infancia Misionera.  Se oró por la niñez y la adolescencia, ya que son la esperanza y el futuro de la nación.
La comunidad del Camino Neo-catecumenal le tenía preparada una hermosa sorpresa, con muchos detalles significativos en la vida del veterano misionero.  Mucha alegría se notaba en los parroquianos y algunos que vinieron de otras localidades, quienes llegaron portando pancartas con el signo del pulgar arriba.

Gracias a todos los que estuvieron acompañándonos en este día y al equipo encargado de organizar la actividad.


Reciban mis bendiciones.  Rumbo a los 25, están convocados para el 26 de enero de 2021.

Hechos que son Noticias

¿Sabías que este domingo celebramos el Domingo de la Palabra de Dios?




Episcopado Dominicano pide apoyo a la JCE y exhorta no creerse “mesías político”

 

Iglesia ya no seguirá «tapando» curas que violan menores






24/01/2020

¿Sabías que este domingo celebramos el Domingo de la Palabra de Dios?


El Papa Francisco, el pasado 30 de septiembre de 2019, Con el ‘motu proprio’ ‘Aperuit Illis’ ha instaurado que cada Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, en la Iglesia Universal, celebremos el Domingo de la Palabra de Dios.


Es por ello que te invitamos para que dediques este 26 de enero de 2020 a la Palabra de Dios, con su lectura y meditación en tu hogar, junto a tu familia. Principalmente estás convocado a participar a celebrar la Palabra de Dios en la Santa Misa, donde podamos encontrar algunos signos referentes a las Sagradas Escrituras.
Vatican News nos da a conocer más detalles sobre esta importante jornada: El Domingo de la Palabra de Dios puede ser esa capacidad del pueblo de comprender la Sagrada Escritura, porque no es sólo un libro es una Palabra, es algo vivo, es algo que toca nuestra vida. Y por eso en la liturgia, en todo lo que expresa la vida de la comunidad cristiana, la Palabra de Dios es un momento de unidad, es un momento en el cual damos la fuerza necesaria para la evangelización”, lo dijo Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización durante la conferencia de presentación del Primer Domingo de la Palabra de Dios, a celebrarse el próximo domingo 26 de enero de 2020.
26 de enero: Primer Domingo de la Palabra de Dios
En su intervención, el Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización dijo que, el Domingo de la Palabra de Dios es una iniciativa que el Papa Francisco confía a toda la Iglesia para que, “la comunidad cristiana se centra en el gran valor que la Palabra de Dios ocupa en su existencia cotidiana” (Aperuit illis 2). El 30 de septiembre pasado, durante el 1600 aniversario de la muerte de San Jerónimo, gran estudioso de la Sagrada Escritura y traductor de los textos originales al latín, el Papa Francisco hacía pública la Carta Apostólica Aperuit illis con la que instituía este Domingo.
Diversas iniciativas pastorales en el mundo
Asimismo, Monseñor Fisichella recordó que, al concluir el Jubileo de la Misericordia, en la Carta Apostólica Misericordia et misera, el Santo Padre ya había hecho una alusión a esta celebración. De hecho, tras el Concilio Vaticano II con la Dei Verbum, y el Sínodo sobre la Palabra de Dios (2008) con la Exhortación Apostólica Verbum Domini, se han llevado a cabo muchas iniciativas pastorales diferentes en el mundo con el fin de poner en el centro el conocimiento, la difusión, la reflexión y el estudio de la Sagrada Escritura. Por eso el Papa ha querido “responder a las numerosas peticiones del pueblo de Dios, para que en toda la Iglesia se pueda celebrar con un mismo propósito el domingo de la Palabra de Dios”. Este Domingo de la Palabra de Dios es, por tanto, afirmó Monseñor Fisichella, una iniciativa pastoral de  Nueva Evangelización, con el fin de reavivar la responsabilidad que los creyentes tienen en el conocimiento de la Sagrada Escritura y en mantenerla viva mediante un trabajo de transmisión y comprensión permanente, capaz de dar sentido a la vida de la Iglesia en las diversas condiciones en las que se encuentra.
Un paso más en el diálogo ecuménico
Además, el Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización  señaló que, “tampoco puede pasar desapercibido el gran valor ecuménico que posee este Domingo”. El Papa Francisco ha establecido que se celebre siempre el III Domingo del Tiempo Ordinario del año litúrgico, este año cae cerca del Día del Diálogo entre judíos y católicos y de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. “No se trata, pues, de una mera coincidencia temporal, sino de una elección que pretende marcar un paso más en el diálogo ecuménico, situando a la Palabra de Dios en el centro mismo del compromiso que los cristianos están llamados a asumir cada día”.
El camino de los discípulos de Emaús
Como en las demás iniciativas del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, también ésta recurre a un logotipo característico, que sea como un espacio de catequesis que ayude a comprender el significado de la celebración de este domingo. En este caso se ha tomado una escena bíblica muy conocida: el camino de los discípulos a la aldea de Emaús (cf. Lc 24,13-35), cuando en un momento dado del trayecto se acerca Jesús resucitado. El icono destaca muchos aspectos que convergen en el Domingo de la Palabra de Dios. Se pueden observar, en primer lugar, los personajes. Junto al Cristo que tiene en sus manos el «pergamino del Libro», es decir, la Sagrada Escritura que se cumple en su persona, están los dos discípulos: Cleopa, como escribe explícitamente Lucas, y, según algunos exegetas, su esposa. Los dos rostros de los discípulos están vueltos al Señor; sus manos indican, respectivamente, la mano izquierda de la mujer a Cristo mismo, para afirmar que él es el cumplimiento de las antiguas promesas y la Palabra viva que debe ser anunciada al mundo; la mano izquierda de Cleopa indica, en cambio,  el camino que los discípulos deben recorrer para llevar a todos la buena nueva del Evangelio.


15/01/2020

Carta Pastoral 21 de enero 2020: Elecciones 2020: espacio de participación y compromiso


En el 60º aniversario de la primera Carta Pastoral de enero 1960.

Introducción.

Con motivo de la festividad de Nuestra Señora de la Altagracia, como es tradición, presentamos unas líneas doctrinales como pastores del pueblo de Dios. Dada la coyuntura actual del presente año 2020, marcada por un intenso proceso electoral, que inicia con las elecciones municipales de febrero próximo y ha de concluir con los comicios generales de mayo, el tema se impone por sí mismo, pues no se trata de un evento cualquiera sino de la elección, mediante el ejercicio del sufragio, de las nuevas autoridades que dirigirán los destinos del país en el próximo cuatrienio. De ahí la importancia de lograr el éxito de los primeros comicios, para obtener garantías de éxito en los segundos (n.1).

De la misma forma se impone un llamado a estudiar y reflexionar acerca del acontecer nacional, con sus complejas realidades y sus enormes desafíos, motivándonos a compartir un mensaje en el cual expresamos nuestras preocupaciones y esperanzas en relación con la presente coyuntura, al tiempo que proponemos  algunas ideas y posibles líneas de acción, confiados en que su acogida sirva de aporte en la impostergable tarea de continuar transformando las condiciones de vida del pueblo dominicano y la consolidación de sus instituciones (n. 4).

Las elecciones desde la fe.

La autoridad legítimamente constituida viene de Dios, aunque la designación de los que gobiernan se define por la libre decisión de los ciudadanos, quienes están obligados, en consecuencia, a obedecer a la autoridad civil (n. 9). En tanto, a los electos recordarles que lo anteriormente dicho no implica sentirse imprescindibles, o llegar a creerse mesías político. La autoridad del mismo Jesús no es un privilegio, es un servicio que supone capacidad con cualidades específicas como: sobriedad, educación, sensatez, autoridad, dignidad, autenticidad y transparencia (n.10).

La Iglesia y el proceso electoral.

Desde su creación, la Conferencia del Episcopado Dominicano ha puesto atención a los procesos electorales nacionales, defendiendo el rol importante que juegan los partidos políticos en la vida democrática y afirmando que la Iglesia respeta la libertad de elección. En varios momentos nos hemos


referido a la participación de los fieles en la política como un deber ciudadano, y al imperativo de optar por las propuestas que defiendan una auténtica agenda nacional. (n.12).

A quienes cuestionan el derecho de la Iglesia a opinar sobre temas políticos o sobre los procesos electorales es oportuno recordar lo que nos dice el Concilio Vaticano II al inicio de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo.” “La Iglesia está comprometida en su misión no solo con quienes frecuentan los templos; ella está al servicio del ser humano dentro de su mundo de complejidades. [1] (n.14).

El debido respeto a las normas por los actores políticos.

Como máximo ente responsable de la organización de los comicios, la Junta Central Electoral merece nuestro apoyo y el de todos los dominicanos, sobre todo en orden a velar por la dirección de un proceso electoral transparente, tanto al momento del sufragio como al del conteo de los votos, que son donde suelen producirse las principales quejas. No se puede admitir la práctica corrupta e ilícita de compra y venta de cédulas a la vista de todos, evadiendo responsabilidades y sin que se tome acción contra esta infracción electoral (n.17).

Urge que las propuestas electorales se fundamenten en solución de las necesidades más imperiosas del pueblo dominicano, evitando las intrigas, calumnias y manipulaciones propias de las denominadas “campañas sucias”, así como el despilfarro de recursos económicos en la publicidad desmedida (n.18). 

Exhortamos a quienes aspiran a cargos públicos en estas contiendas electorales, a tomar en cuenta en sus discursos nuestra realidad actual. El escenario de inseguridad y violencia que estremece a la familia y a todos los sectores de nuestra sociedad no puede ser reproducido por nuestros líderes políticos en una batalla que denote inmadurez y poco juicio. (n.19).  Apelamos a la sensatez para que dentro de sus planes coloquen a la familia en el sitial que les corresponde como institución vital en una sociedad que ama y respeta (n.19).

La agenda política.

Nuestros candidatos deben presentar una agenda de acciones concretas que indique cómo van a enfrentar los graves problemas del país. Dentro de sus propuestas no deben faltar temas como la

corrupción administrativa y los caminos para combatirla; la defensa de las dos vidas, tanto de la madre como del hijo por nacer; la violencia ciudadana generalizada y la violencia intrafamiliar como una subcultura que demanda una atención urgente; un plan de respuesta al problema del cambio climático que incluya entre otras acciones, la definición de políticas energéticas basadas en fuentes no convencionales; el debido respeto al orden jurídico y constitucional; un programa de políticas relativas

al ordenamiento migratorio y al control de nuestras fronteras; la atención a los habitantes de las periferias urbanas y rurales; las justas inversiones en áreas primordiales como la salud, la justicia y la seguridad social; una política de empleo que ofrezca mayores oportunidades para incorporar a los jóvenes a la actividad productiva y, en fin, el combate real de la pobreza, especialmente en aquellos lugares y sectores más vulnerables que demandan mayor atención por parte del Estado (n. 28).

La educación juega un rol fundamental en nuestra sociedad y por lo tanto no puede estar ausente en la agenda electoral. Su promoción constituye un imperativo ético y una necesidad básica para el sostenimiento y fortalecimiento de la democracia. Alentamos a los padres a cumplir con su misión educadora, poner atención al comportamiento de sus hijos e inculcarles el valor de la fe como un componente esencial para su crecimiento integral (n. 29).

Grande es nuestro deseo de que se logre un pacto nacional entre nuestros líderes políticos, en el cual suscriban un compromiso público en torno a las propuestas prioritarias para la sociedad dominicana, conformando una agenda nacional y provincial que trascienda los intereses personales y grupales a favor del bienestar colectivo de toda la Nación. (n.31).

Exhortación.

Exhortamos a todos los dominicanos, a honrar el compromiso que la historia nos impone y colaborar mediante la calidad de nuestro voto, a dignificar el ejercicio de la política favoreciendo a los candidatos que ofrezcan mayor confianza de cara al desempeño responsable y ético de su servicio a la Nación (literal a).

Conviene que los sacerdotes y demás agentes de pastoral organicen jornadas de oración y de reflexión, para profundizar sobre los temas que hemos abordado en el presente documento y sobre otros necesarios para crear conciencia de la importancia para toda sociedad de un comportamiento ejemplar de cada uno de sus ciudadanos. Motivamos a los fieles laicos, a integrarse en la actividad política partidista pero siempre observando los principios morales a que hemos aludido (literal b).

 El Derecho Canónico es claro respecto a la no participación partidista de los sacerdotes (canon 287 §2). Es parte de nuestra misión formar a los feligreses en la escuela de los valores éticos y morales,

para que puedan, por sí mismos, hacer una lectura crítica de la realidad y discernir lo que es mejor para todos (literal c).

Invitamos a participar en las elecciones como a una fiesta democrática. Que ganen quienes el pueblo elija, y que los demás acepten los resultados (literal f).

Rogamos a Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora del pueblo dominicano, que interceda por nosotros ante su Hijo Jesús y que nos ampare en este caminar entre luchas y esperanzas (n. 33). Les bendicen,

Conferencia del Episcopado Dominicano.



[1] Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Apostólica Gaudium et Spes, sobre la Iglesia y el mundo actual. Proemio, nn.1 y 42.



Hechos que son Noticias



Episcopado Dominicano pide apoyo a la JCE y exhorta no creerse “mesías político”

 

Iglesia ya no seguirá «tapando» curas que violan menores

 

PARA QUE MI TIERRA FLOREZCA, Por Virtudes Matos


 

El obispo Rubén González urge a la feligresía a no votar por candidatos que sean cómplices de la corrupción


Padre Wilkin Castillo: ¡Llamados, formados y enviados!


Dios llamó ayer, llama hoy y seguirá llamando
Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando la red al mar, pues eran pescadores. Y les dijo: “Vengan conmigo, y os haré pescadores de hombres.” Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.

Caminando delante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante dejando la barca y a su padre, le siguieron. Mt. 4,18-22 Dios llamó ayer, llama hoy y seguirá llamando.

El llamado en este caso concreto involucra a dos, Dios y yo. Es un proceso serio en la vida cristiana y en el crecimiento espiritual. Por eso nadie es discípulo misionero si antes no ha sido llamado, tocado y elegido por Dios para tales fines.

La llamada es un tierno y un fino proceso pedagógico de parte de Dios, nada hay más agradable al oído que escuchar nuestro nombre. Es la melodía más perfecta que uno pueda escuchar. El llamado no es por los meritos, carismas, dones, capacidades humanas que tengamos, sino, que es gracia y elección divina, es un derroche de amor al extremo por parte de aquel que nos ama, nos llama y nos envía.
Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos. Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo: ¡Aquí tienen al cordero de Dios! Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: que buscan? Rabí, dónde vives? Vengan a ver les contestó Jesús.
Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde. Jn 1,35-39.
Es necesario la formación, ya que nadie puede dar y ofrecer a otros lo que no tiene, por eso es fundamental formarse para poder formar. Aquí es oportuna la famosa frase “Dios no llama a los capacitados, pero capacita a los que llama”. Hoy como nunca tenemos a mono una gama de herramientas idóneas que facilitan la rápida y efectiva formación del misionero. Es un imperativo que el enviado tiene que propagar, testimoniar y anunciar el mensaje, por eso es llamado portador de buena noticia.
En aquel tiempo Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que tomasen para el camino, un bastón y nada más pero ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Mc 6,7-9 Para ser misionero hay que sentirse enviado por el dueño y señor de la misión, Dios mismo. Por eso en las Sagradas Escrituras se nos dice: “La mies es mucha, pero los trabajadores pocos, rueguen pues al dueño de la mies que envié muchos trabajadores a su mies”.
Es necesario saber que uno de los compromisos de todos los discípulos misioneros es reflejar el rostro de aquel que los envía, y a la vez esta realidad se convierte en un gran desafío. Jesús es explicito con sus discípulos misioneros: les encargó que llevaran dos cosas un bastón y unas sandalias.
El bastón simboliza la fuerza de Dios, quiere decir, que nuestro mayor apoyo y garantía divina es Dios mismo y en él radica el éxito de la misión encomendada.
Por eso el factor económico no determina bajo ninguna circunstancia el desarrollo armónico y fructífero de la misión, aunque no podemos negar que éste ayuda.
Las sandalias significan ese llamado firme a dejar buenas huellas por donde pasa el misionero. Hay que lograr que si el misionero es recordado en los lugares por donde trabajó, no sea por las cosas materiales que aportó en su servicio evangelizador, sino mucho más importante, por haber sembrado la buena semilla espiritual y evangélica en el corazón y en la vida de las personas.
Algo que recalca Jesús a los suyos en el Evangelio, es que no lleven pan, alforja, dinero ni túnica de repuesto. Les anima a que lleven dos cosas y les prohíbe tres, es decir, el valor y la importancia que tiene de que los misioneros vayan por la vida ligeros de equipaje.
Es un anti testimonio llamarse ser discípulo misionero e ir cargado de cosas. El discípulo misionero auténtico, no es aquel que carga cosas, sino el que es capaz y está dispuesto a sacrificar y a dejar cosas, ya que el que va cargado por la vida compromete la misión y “amachorra la misión”.
Cuando “amachorramos” la misión y la cosecha no es abundante y por el contrario somos estéril, el dueño de la misión nos pedirá cuentas.!!!!

Siéntete llamado por Dios, déjate formar, ten la apertura de ser enviado con la firme convicción que la autoridad viene de Dios y él la otorga a sus elegidos y enviados.
Amén!!!!!
Escritor: Padre Wilkin Castillo

Tomado de Bohechío Digital

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