12/03/2011

ESTAMOS SOLOS


Semanario Camino
P. William Arias
Antes de la Navidad, la parroquia Santo Cura de Ars, de Pueblo Nuevo, Santiago, y el Consejo Barrial de allí, compuesto por las juntas de vecinos, centros educativos, iglesias evangélicas y asociaciones deportivas, decidieron aunar fuerzas para combatir la ola de ruidos, drogadicción y violencia que les afecta, y sobre todo para luchar por el adecentamiento de la comununidad, con el cierre de los diversos bares que operan en el lugar.
Para ello, se invitó formalmente a la mayoría de autoridades civiles de Santiago, tales como el Gobernador, el Alcalde, la Fiscal, el Comandante de la Policía y el Fiscal de Medio Ambiente; le fue hecha la invitación formal y con tiempo, pero de todos ellos sólo estuvieron presentes el Fiscal de Medio Ambiente; (el Comandante de la Policía envió tres representantes u Oficiales de Primera), el Gobernador dijo que iría si llegaba temprano de la Capital, como no fue, parece que llegó tarde.
En días pasados me encontré con la Fiscal, le pregunté por qué no fue, me dijo que no supo nada, sin embargo, uno de sus ayudantes, él cual es miembro del Consejo Barrial, le llevó la invitación; y el Alcalde, no apareció, ni mandó ninguna excusa.
Lo mismo ocurre con los funcionarios estatales cuando se les pide algo, tardan en realizarlo o muchas veces no hacen caso, y sólo cuando se le hace presión con huelgas violentas, entonces algunos reaccionan.
Ante una situación así, no nos queda más que pensar que estamos tristemente solos para luchar y trabajar por la dignidad en nuestros barrios y comunidades.
La situación del país en cuanto a inseguridad ciudadana, violencia, falta de respeto y ruidos, de parte de algunos que se creen dueños y señores de los espacios públicos, y no acatan las reglamentaciones municipales y de los códigos legales reguladores de nuestra vida en sociedad, en mucho ha tenido que ver la falta de responsabilidad de algunas autoridades, que no hacen ejercicio del poder que la comunidad les ha conferido, para servirle y no para servirse, pues la corrupción del poder no sólo está en el hecho de recibir dinero o prebendas de alguien o algún grupo corruptor, también hay corrupción cuando ese poder dado por el ciudadano a otro ciudadano igual a él, lo usa para proyecciones o caprichos personales.
Una comunidad municipal o nacional, delega el poder para que se le sirva y acepta libremente las ofertas que individuos solos o a través de plataformas partidarias presentan, haciendo a estos responsables de las tareas de gobierno y de orden que les corresponden.
El dominicano tiene la impresión de que los que están en las áreas de gobierno para ejercer el poder, dan la impresión de que están en otra cosa, no se sabe en qué, o se sabe, y no se atreve nadie a decir, en vez de hacer lo que deben hacer.
El servidor público no se pertenece, se debe a la ciudadanía y a sus necesidades, y si el que aspira a una función pública no está consciente de esta situación, es mejor que no se meta en esto, pues hará daño, como ahora algunos le están haciendo daño al país y a la ciudadanía con esta situación, en la cual nos sentimos todos desprotegidos, solos y desamparados.
Hoy día todos nos encontramos, como el escritor sagrado del Salmo 28: Levantamos nuestros ojos a los montes, y nos preguntamos: ¿de dónde vendrá nuestro auxilio? y nos decimos que el auxilio en esta situación que vamos viviendo, esperamos que nos venga del Señor, porque los responsables terrenales de ese auxilio y ayuda, que son algunas de nuestras autoridades, irresponsablemente nos han dejado solos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario