16/01/2019

Conferencia del Episcopado Dominicano: Síntesis de la Carta Pastoral 21 de enero de 2019

Escuchar y acompañar a los jóvenes en un proceso de discernimiento
Claves para la evangelización de los jóvenes

Con motivo de la celebración de la solemnidad de La Altagracia, dirigimos como pastores nuestra acostumbrada Carta Pastoral a todo el Pueblo de Dios, este año 2019, motivada por la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Panamá y el Documento Final del Sínodo de los Obispos 2018 sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. En ella nos proponemos hablar a los jóvenes desde su propia situación, hacer un discernimiento de su vocación desde la Palabra de Dios y presentar algunas orientaciones prácticas para acompañarlos en su camino de fe en Jesucristo, invitándoles a comprometernos a la realización de nuestro Plan Nacional de Pastoral en su Segunda Etapa (2019-2028).

Los jóvenes han ejercido un gran protagonismo a lo largo de la historia del pueblo dominicano desde la Independencia, la Restauración y los grandes procesos democráticos y revolucionarios. Ellos forman parte de la generación híperconectada; es decir, tienen acceso a las modernas tecnologías de comunicación y con ellas al denominado “mundo virtual”, que ofrece grandes posibilidades de desarrollo personal, pero que al mismo tiempo puede implicar grandes riesgos.


Vemos con preocupación que amplios segmentos de nuestra población joven muestren niveles de apatía, y temor en participar de las luchas para la construcción de un porvenir colectivo de paz, de dignidad y de libertad democrática. Nos preguntamos: ¿a qué se debe esa aparente actitud de apatía, de desinterés en los problemas colectivos? ¿Han perdido nuestros jóvenes la confianza en las diferentes instituciones? ¿Qué razones tendrían mayor peso en la pérdida de confianza por parte de los jóvenes en nuestras instituciones, como por ejemplo la del sistema político?

A lo largo de la historia de la salvación descubrimos diferentes actitudes del Señor con los jóvenes que pueden ayudarnos al momento de escuchar, discernir y acompañar a los jóvenes en su fe y en su proceso vocacional. Dios hace amistad con la juventud y la acompaña a realizar su plan. Figuras como José, Moisés, Rut, la moabita, Samuel, Jeremías, María, Juan Bautista y el mismo Jesús de Nazaret son claros referentes de las llamadas de Dios y su cercanía a los jóvenes.

La Iglesia confía en los jóvenes. Son para ella su esperanza y ve en ellos un verdadero potencial para el presente y el futuro de su evangelización. La Iglesia en República Dominicana, a lo largo de su historia, ha realizado una amplia labor educativa en favor de los jóvenes; muchas congregaciones religiosas masculinas y femeninas se han dedicado a la educación, haciendo un hermoso aporte a la formación humana, moral y espiritual de muchos jóvenes a través del cual han desarrollado su liderazgo y descubierto sus talentos y carismas; además, han aprendido a cultivar la fraternidad, el sentido de servicio y el amor al prójimo. Escuelas, institutos, universidades, seminarios y otros centros de formación han contribuido a la formación de generaciones de jóvenes que hoy realizan funciones importantes en el país, gracias a la formación en valores cristianos que se les ha transmitido allí, así como también en los grupos juveniles, movimientos apostólicos, fraternidades, coros parroquiales, grupos de teatro y oratorios, entre otros.

Entre las luces también hay sombras. Como Iglesia pedimos perdón a los jóvenes y sus familias que se han visto afectados por cualquier antitestimonio de algunos miembros de nuestra Iglesia. Que debilidades de algunas personas de nuestra comunidad eclesial no les desanimen. Que la fragilidad y los pecados no sean la causa de perder su confianza. La Iglesia es su madre, no les abandona y está dispuesta a acompañarlos por caminos nuevos.
Ante la incertidumbre en la fe y en la toma de decisión por una opción de vida, queremos ofrecerles a los jóvenes las herramientas necesarias para que puedan descubrir su auténtica vocación y así alcanzar su realización personal. En este proceso proponemos tres pasos fundamentales: escuchar, discernir y acompañar; un joven no puede alcanzar lo que aspira si no tiene quien le escuche, quien reflexione con él y quien le acompañe en su camino, por eso los adultos y las instituciones educativas, sociales, políticas y religiosas deben poner la atención necesaria a este segmento de la población dominicana que son el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad.

Propuestas pastorales para nuestros jóvenes:
Instruimos a las Comisiones Nacionales de Pastoral Juvenil, Adolescentes, Catequesis, Liturgia y Pastoral Social, a elaborar una guía y recursos con renovada metodología y lenguaje, y en concreto, a la Comisión Nacional de la Pastoral Juvenil para que elabore un Directorio de pastoral juvenil en clave vocacional, que ayude a los responsables diocesanos y a los agentes locales a especializar su formación y acción con y para los jóvenes.
Les ofreceremos una formación con vistas a un compromiso sociopolítico a la luz de la doctrina social de la Iglesia que les lleven a luchar por un  cambio real de las estructuras sociales injustas.
Como pastores nos comprometemos a promover la vida social, económica y política orientada a la justicia, la solidaridad y la paz, siendo la voz de quienes no la tienen ante los líderes nacionales, denunciando la corrupción, el tráfico de armas, el narcotráfico y la explotación de los recursos naturales, e invitando a la conversión a quienes son responsables. Propiciaremos la inserción de los jóvenes en el mundo laboral, promoviendo iniciativas para jóvenes emprendedores.
Nos comprometemos a desarrollar un amplio, serio y adecuado camino formativo de asesores y líderes juveniles que acompañen a otros jóvenes en el proceso de crecimiento de su fe.
Por último, continuaremos apoyando las instancias que trabajan en la preparación al matrimonio, de forma que les aporten a los jóvenes los elementos necesarios para recibirlo en buena disposición y logren formar familias cristianas.

Queridos jóvenes, queremos expresarles nuestro propósito firme de escucharles, de discernir con ustedes, de acompañarles en su camino personal y comunitario, así como en su fe en Jesucristo y a la vocación a la cual han sido llamados por el Señor.
Que la Virgen María, joven como ustedes, bajo la advocación de Nuestra Señora de La Altagracia les proteja y haga asumir los proyectos de Dios como propios.

Les bendicen,
Conferencia del Episcopado Dominicano

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